El gesto de esta ministra de Pedro Sánchez con las víctimas del COVID-19 que nadie ha pasado por alto
La crisis provocada por la pandemia del coronavirus ha dejado cientos de fotografías y gestos impactantes, entre ellos el de esta figura importante del Gobierno de España
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Durante estos meses de pandemia, que todavía sigue azotando a países como España, ha habido una ministra cuya imagen ha cobrado protagonismo en la escena política. Se trata de la Ministra de Defensa, Margarita Robles, que ha sido de las figuras que más reforzadas han salido de esta batalla contra el COVID-19.
A finales de abril el Palacio de Hielo de Madrid se convirtió en la mayor morgue de España. La ministra Robles sabía lo que se iba a encontrar nada más pisar el terreno Pero, por mucho que le informara su equipo y los militares desplegados allí, nadie podía describir la sensación de tener delante cientos de féretros, en una morgue instalada a contrarreloj para velar a los fallecidos por la pandemia. Era una visita privada, no quería cámaras ni periodistas. Margarita Robles no buscaba la foto, sino un encuentro con los miembros de las Fuerzas Armadas que estaban acompañando a los 1.200 cuerpos sin vida.
El gesto en el Palacio de Hielo
Quería darles las gracias por el «respetuoso trabajo» que estaban realizando, en el traslado y la custodia de los féretros, conscientes de que las restricciones sanitarias impedían que sus familiares viviesen su duelo allí. La titular de Defensa dio un paso al frente y pisó la alfombrilla de césped artificial que hacía las veces de pasillo. Un integrante de la Unidad Militar de Emergencia se dirigió hacia ella para acompañarle en un pequeño recorrido y detallarle cómo afrontan el día a día. Ella le interrumpe porque necesitaba algo en ese momento: quería rezar.
Nadie se esperaba esa petición y todo el mundo quedó conmocionado. El respeto fue tal que el miembro de la UME pidió unirse a ella en la plegaria. Ambos comparten un silencio orante que desborda las competencias de la política socialista como coordinadora de la 'Operación Balmis', que durante estos tres meses ha puesto en marcha al Ejército por todo el país, en el que ha sido su mayor despliegue en la historia de la Democracia.
Unos días después, tras el cierre del recinto, ratificó su condición de mujer creyente con aquella intervención de medio minuto que se hizo viral en pocos minutos, y que la situó como la integrante del Ejecutivo más valorada por la opinión pública. "Que las familias sepan que no los olvidaremos, que seguro que en otro mundo mejor nos estarán viendo, ayudándonos a todos", expresaba en unos términos que traslucen un credo implícito. Así, visibilizaba una vez más el valor de las Fuerzas Armadas con una referencia al hecho religioso al apuntar cómo estuvieron acompañando a los fallecidos "aguardando por su dignidad, por su respeto, orando cuando sabían que eran personas creyentes".
El gesto después del funeral en la catedral castrense
La ministra mantiene también una profunda relación de amistad con el arzobispo castrense, Don Juan del Rio, y durante el funeral que ella mismo convocó hace más de un mes en la catedral castrense, muchos familiares relataron cómo la ministra se situó en los últimos bancos de la iglesia para darles el pésame uno a uno mientras iban saliendo del templo. "Debido a los protocolos sanitarios, solo podía inclinar la cabeza a su paso, pero se la veía con los ojos húmedos detrás de la mascarilla y buscaba nuestra mirada cuando pasábamos. Yo no pude evitar llorar", explicaba un asistente.
"Pero tampoco va presumiendo por ahí. No es de las que se cuelgue medallas como católica, de la misma manera que nunca busca que se ensalce en público su gestión", comenta un compañero de partido. Es alumna del colegio Santa Teresa de León. Perteneciente a la Institución Teresiana, esta asociación de laicos fundada por San Pedro Poveda siempre ha destacado en la órbita católica por su mirada abierta que apuesta por la promoción humana y la transformación social mediante la educación y la cultura, valores compartidos por esta leonesa de 63 años. "Es lo más parecido a Ana Pastor en el PP: mujeres que viven con pasión aquello en lo que creen y buscan simplemente servir a los demás con excelencia. No representa el liderazgo del ‘‘postureo’’, sino el de la efectividad y la afectividad", detalló un destacado barón socialista.
Su relación con la Comunidad Sant'Egidio
La ministra además no tiene ningún problema en asistir a eventos eclesiales. Hace más de un año apadrinó la presentación del libro del exministro italiano Andrea Riccardi, el fundador de la Comunidad Sant’Egidio, una entidad católica que cuenta con el respaldo personal del Papa y de renombre internacional por haber promovido procesos de paz en República Centroafricana, Mozambique, Kosovo, Guatemala…, además de ser un referente en la atención a los 'sintecho'.
Para la ministra no le era ajena la entidad, que conoció en 1993, durante los años duros de ETA, cuando pudo constatar "la discreción y la prudencia de afrontar los conflictos desde el diálogo y la mediación". Aquello le marcó hasta tal punto que su vinculación con Sant’Egidio continúa. "Siempre que voy a Roma es una visita obligada ir a Santa María del Trastevere, porque para mí significa mucho".