El gran proyecto de Cáritas Ávila en el que trabajan los más vulnerables: "Es algo muy gratificante"

Las personas demandantes de ayuda en los programas de Cáritas cuidan la tierra con mimo y una ilusión que se ve reflejada en sus rostros

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Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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En el convento de frailes dominicos en Ávila, entre las aulas de las catequesis y la residencia de los estudiantes, se encuentra un espacio que se ha vuelto muy importante en la ciudad.

Un espacio donde cultivar hortalizas y donde se ubica uno de los grandes proyectos sociales de Cáritas diocesana de Ávila: la huerta ecológica “Santo Domingo de Guzmán”. El pasado lunes, al finalizar la semana dedicada a la 'Laudato Si', la huerta ha sido bendecido por el obispo Mons. José María Gil Tamayo

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El proyecto transversal que abarca toda Cáritas

Es un espacio donde anteriormente se realizaban los talleres hortofrutículas para los que buscaban empleo en Cáritas, que aprendían los secretos del oficio de la tierra para poder tener luego una salida profesional. Tras unos años, el proyecto ha cambiado por completo y ya no es solamente para los que buscan empleo sino que es un proyecto transversal que abarca toda Cáritas: cualquier usuario de sus programas (atención primaria, refugiados, drogodependencia, empleo etc...) puede participar en él.

En la página web de la diócesis de Ávila, el coordinador Álvaro ha explicado que es “un trabajo cooperativo, donde todos trabajamos todo lo que tiene que ver con el cuidado y el mantenimiento de la huerta”. La dinámica, según se puede leer en la página web, es muy sencilla: los trabajadores cultivan las hortalizas, y cuando estén listas para su consumo, pueden disponer de ellas para alimentar a sus familias. El resto se destina al dispensario de Cáritas como al hogar “Santa Teresa”: “Es algo muy gratificante para ellos, porque saben que no sólo están consiguiendo alimentos para su casa, sino que con su trabajo pueden ayudar a otros que están en situaciones similares a las suyas. Se siente muy felices con ello”.

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Unos “capataces” muy especiales

En la huerta ecológica trabajan unas 18 personas y durante este año de pandemia se han creado turnos de mañana y tarde, de unas 7 personas, que están siempre acompañadas de Álvaro y de unos “capataces” muy especiales: personas que en su día pasaron por los cursos de horticultura de Cáritas, han encontrado estabilidad laboral y familiar, y han regresado a estos mismos terrenos como voluntarios para enseñar a otros lo que un día ellos aprendieron

Lechugas, repollos, puerros o tomates empiezan a despuntar en estos meses de primavera en un espacio hortícola extraordinariamente cuidado. Nadie imaginaría, viendo su estado actual, cómo se encontraban estos terrenos hace sólo dos meses. Y es que, durante el confinamiento, la tierra del huerto dejó de cuidarse y se echó a perder. Pero en poco menos de unas semanas, con ilusión y esfuerzo, han removido toda la tierra, han levantado invernaderos y plantado distintas verduras, consiguiendo que, a día de hoy, sea una verdadera huerta con un futuro prometedor.

Un trocito de "Ávila verde"

La huerta ecológica estará a pleno rendimiento el próximo año. Y en el futuro, esta apuesta por un trocito de “Ávila verde”, como ellos la llaman, puede ampliarse a zonas con flores y plantas aromáticas para favorecer la presencia de abejas (tan necesarias para la naturaleza), e incluso un mayor número de cultivos. Un proyecto que tiene visos de crecer y crecer.

Todo gracias al trabajo de este grupo de personas demandantes de ayuda en alguno de los programas de Cáritas, que cuidan la tierra con mimo y una ilusión que se ve reflejada en sus rostros. Y es que, como bien ha señalado el coordinador de esta apuesta ecológica y sostenible de Cáritas, este proceso de integración se da casi sin enterarnos, porque “la mejor reinserción es que ellos no sean conscientes de que están en una reinserción. Que vengan, que disfruten con lo que hacen. No se trata de hacer trabajar a nadie a la fuerza, sino que sientan que lo que hacen es útil, que no se les haga pesado. Somos una gran familia. Y esto es lo que a mí me llena. Cada día, cuando vuelvo a mi casa, me siento feliz por lo que vamos consiguiendo”.

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