La Hospitalidad zaragozana de Lourdes regresa a Francia tras tres años de parón: "Ha sido muy especial"
El arzobispo de Zaragoza y la presidenta de la organización han encabezado una peregrinación con 300 personas
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La Hospitalidad Diocesana de Nuestra Señora de Lourdes, en Zaragoza, cumple este año casi 30 años. 29 veranos haciendo voluntariado y viviendo un ambiente familiar. Este año se ha celebrado la peregrinación a Lourdes, tras tres años de pandemia, y se notaba la felicidad en los rostros de los peregrinos.
El arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, y la presidenta de la organización, Purificación Barco, han encabezado esta peregrinación a Lourdes del 1 al 4 de julio. 300 personas han vivido unos días muy especiales en Francia.
En el santuario, unas 300 personas han vivido la Misa de apertura y bienvenida en la Iglesia de San José; la Misa en la Basílica del Rosario; el Vía Crucis para “enfermos”, en la pradera; la celebración penitencial, en la Iglesia de Santa Bernardita; el paso por la Gruta; el Santo Rosario y la procesión mariana de las Antorchas, en la explanada de la Basílica; la Misa Internacional, en la Basílica de San Pío X; la bendición eucarística de enfermos y procesión del Santísimo; y el acto festivo final, donde hubo bailes, juegos y muchas risas.
La peregrinación terminó el día 4 de julio, lunes, con una Misa en la Gruta donde la Virgen María se apareció a Bernardita y le dijo “Yo Soy La Inmaculada Concepción”. Antes de regresar, los “enfermos” y algunos voluntarios pudieron disfrutar una ceremonia del agua, que sustituye al clásico baño en las piscinas con “agua de Lourdes”, que ahora, tras la pandemia, se encuentran cerradas.
Patricia y Mariano fueron dos voluntarios de esta peregrinación y que dieron sus testimonios a los medios de comunicación de la archidiócesis de Zaragoza.
Mariano es maestro de Educación Primaria y ha acudido con ilusión a Lourdes: “Este año es muy especial, tras el parón de tres años por culpa de la pandemia y porque iba por primera vez como jefe de camilleros. Han sido unos días maravillosos, llenos de ilusión por servir, ayudar y acompañar a nuestros enfermos y de responsabilidad al estar encargado de la preparación de los carros y del traslado de los enfermos a los diferentes actos programados en estos tres días”.
“Una de las cosas que voy a recordar con mucho cariño y orgullo es el hecho de todos los camilleros y damas que me han ayudado. Ver esa cara de complicidad, alegría, cariño a los enfermos no tiene precio. Por eso solo puedo dar las gracias, en mayúscula, por todo vuestro servicio y entrega”, dijo Mariano.
Patricia tiene 23 años y es periodista y la experiencia le ha dado mucho, más de lo que ella ha dado: “Viajar hasta Lourdes es parar en el tiempo. Parar y mirar hacia dentro y hacia fuera, hacia esas personas que con la simple mirada te tocan el alma. Es mirar hacia el corazón de un mismo, que empieza a revelar todo lo que no podía decir en el frenético ritmo de tu vida diaria”.
“Lourdes son amigos, risas, reflexiones y muchas partidas de cartas. Partidas que se ganan o se pierden pero de las que aprendes de mano de todos los que, rodeándote, abrazan tus heridas. Lourdes es donde el amor se ve multiplicado y el alma se llena. Una experiencia que guardas en lo más profundo, deseando que llegue el siguiente año para volver a sentirlo”, ha subrayado Patricia.