La Iglesia en las Tres Mil Viviendas y Los Pajaritos, dos de los barrios de Sevilla más conflictivos de Europa

En 'Informe ECCLESIA' conocemos la realidad de dos barriadas donde la Iglesia trabaja a destajo para aplacar la pobreza en medio del caos, la miseria y la droga

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Las Tres Mil Viviendas: el barrio sevillano de los pisos marihuana, mafias y miedo

José Melero Campos

Publicado el - Actualizado

9 min lectura

Sevilla capital cuenta en sus entrañas con algunos de los barrios considerados más pobres y conflictivos de toda España: Los Pajaritos, Torreblanca y Las Tres Mil Viviendas. El Polígono Sur, donde se enclava este último barrio, es la zona más deprimida del país según los indicadores del Instituto Nacional de Estadística, con una renta media que no supera los 5.000 euros anuales.

Se estima que unas 100.000 personas que residen en la capital hispalense viven en riesgo de exclusión social. Las administraciones locales destinan partidas presupuestarias para tratar de mejorar la vida de sus vecinos, pero los frutos no se terminan de recoger.

Son espacios muy castigadaos por el paro y la escasa preparación profesional de la población activa. El analfabetismo y el fracaso escolar es muy elevado. Una buena parte de la población del barrio se gana la vida con la venta ambulante y el tráfico de drogas, lo que deteriora la convivencia entre sus gentes.

La Iglesia, a través de sus instituciones y voluntarios, abarcan toda una red de ayudas e iniciativas que no se limita a las parroquias de estos barrios, sino de otras zonas de la ciudad con mayores recursos. En 'Informe ECCLESIA', contamos la realidad en Los Pajaritos y Las Tres Mil Viviendas.

Los Pajaritos: uno de los barrios más conflictivos de Sevilla al que el Gran Poder puso en el mapa

Los Pajaritos es uno de los barrios que lideran todos los rankings de pobreza no solo en los indicadores de Sevilla y Andalucía, sino de toda España. La venta ambulante o la chatarrería son los medios para ganar unos euros entre muchas familias, pero otras viven de la droga, siendo el factor que más deteriora la convivencia entre sus habitantes. No en vano Los Pajaritos es el mayor mercado de droga de Sevilla. Así las cosas, los ajustes de cuenta y los tiroteos están a la orden del día en el interior y en los aledaños de los edificios tomados por los traficantes.

El pasado mes de octubre, el barrio tomó notoriedad gracias al Gran Poder, hasta donde se desplazó el 'Señor de Sevilla' durante tres semanas en varias de las parroquias con las que cuenta la zona, con el fin de llevar esperanza a unos vecinos muy castigados por las desigualdades.

Han pasado ocho meses de aquello y, aunque el olvido de las administraciones sigue presente, la labor de la Iglesia se ha intensificado en la zona, tal y como cuenta para ECCLESIA Loli García, directora de la parroquia 'Blanca Paloma'.

“De aquello quedan los voluntarios que nos ayudan en las visitas a las personas que atendemos, sobre todo mayores y dependientes, Les llevamos la Comunión si la piden, les proveen de alimentos, medicación, nos dan aviso si necesitan ayuda... Y también el Gran Poder nos ofrece asesoría jurídica para la búsqueda de empleo a personas que lo necesitan. Es un lazo con la hermandad que no se corta”, expone con orgullo Loli.

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Los Pajaritos: uno de los barrios más conflictivos de Sevilla al que el Gran Poder puso en el mapa

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Las fuerzas vivas del barrio adviertían por aquel entonces que la presencia del Gran Poder debía constituir un punto de inflexión para que las administraciones trabajasen por solucionar los déficit de un barrio marcado por el desempleo, el tráfico de drogas y la pobreza. Pero la clase política, a diferencia de la Iglesia, no ha hecho sus deberes.

“Los servicios sociales del Ayuntamiento están desbordados y tardan meses en tramitar muchas veces las ayudas, por lo que estas personas recurren a Cáritas, a las parroquias o congregaciones como Sor Ángela de la Cruz. No puede ser que tarden tanto, tienen que poner más medios”, reclama la directora de la parroquia 'Blanca Paloma'.

Asimismo, García lamenta todas las promesas incumplidas por parte de las diferentes instituciones, que podrían paliar los problemas de los 20.000 vecinos que integran Los Pajaritos: “Dijeron que iban a hacer un centro de día de mayores, un centro cívico... y nunca se hace. No hay arreglo porque no quieren que lo haya. La droga aquí está camuflada, pero se sabe donde está y la policía no viene”, relata.

Los años van pasando y problemas como el desempleo, la analfabetización, los pisos tomados por traficantes de droga o el deterioro del mobiliario público, siguen enquistados o en vías de empeorar tal y como nos cuenta Loli, que ha sido testigo de la evolución del barrio en los últimos 47 años.

“Mis hijos se han criado aquí y han salido adelante con esfuerzo, como en tantas familias. Muchos se marcharon de las zonas conflictivas del barrio. Ha habido un empeoramiento grandísimo porque quienes prosperan un poco se va y se quedan los mayores, ocupas, inmigrantes latinos, marroquíes, etc.. Y todos estos problemas lo tenemos que afrontar desde las parroquias, porque los servicios sociales no llegan. Los jóvenes como no tienen trabajo se pasan el día en la calle, están sin estudios y solo trabajan cuando les sale algo de pintura y cosas así”, ha detallado.

Se estima que la Iglesia y sus entidades atienden a unas 800 familias de Los Pajaritos repartiendo material escolar, alimentos, productos de higiene o ayudas al alquiler: “Nos hemos organizado todos los voluntarios, algunos procedentes de otras parroquias como el Gran Poder”.

Todo un programa de ayudas para distintos colectivos: “Les pedimos algunos documentos como el empadronamiento, si están en el SEPE y sus ingresos. Luego a los inmigrantes les acogimos con o sin papeles, a los mayores de sesenta años Cáritas envía un auxiliar para cubrir el servicio de ayuda mientras se aplica la ley de dependencia”, expresa Loli García.

Los programas de la Iglesia en Los Pajaritos también llega a la gente joven, para quienes Cáritas oferta cursos de empleo con prácticas en sectores como hostelería, limpieza o jardinería: “Muchos entran en la bolsa de empleo”. Asimismo, las madres con bebés a su cargo pueden recibir ayudas en concepto de pañales, potitos, etc. o tarjetas-vale para comprar en el supermercado. También merece mención los grupos especiales como mujeres maltratadas, alcohólicos o drogadictos a los que también atienden las instituciones eclesiásticas.

Las Tres Mil Viviendas: el barrio sevillano de los pisos marihuana, mafias y miedo

Como consecuencia de la fama o de la realidad, Las Tres Mil Viviendas de Sevilla lidera todos los rankings publicados en Internet como el barrio más peligroso de España. Lo que poca gente conoce es que está compuesto por seis barriadas pertenecientes al Polígono Sur. Y de estas barriadas, las verdaderamente conflictivas son la de Murillo y Martínez Montañés, conocida también como “Las Vegas”. Pese a que las administraciones locales invierten cada año en el distrito importantes partidas presupuestarias, los resultados no llegan.

El tráfico de droga prolifera en las calles del barrio. Utilizan los pisos como plantaciones de marihuana que ponen en peligro la vida de otros vecinos por estar enganchados a la red eléctrica. Viviendas que no están a nombre de ningún particular, ya que abandonaron hace años el inmueble, siendo ocupados ilegalmente por estos traficantes.

Una realidad que cuenta con la complicidad de vecinos, fuerzas de seguridad y clase política, que optan sin embargo por mirar hacia otro lado. Los residentes viven entre el miedo y la resignación. La mayoría no se pueden marchar por falta de recursos. Otros en cuanto tienen la ocasión se van. Si te das un paseo por la zona ves todo abandonado, viviendas sin mantenimiento alguno, casi todos están enganchados a la corriente de luz.

Acceder a los puntos más conflictivos de las Tres Mil Viviendas es una operación de alto riesgo. Las miradas con recelo se suceden. Cuando ven un coche o una cara nueva te van siguiendo a pie, en moto, con otros vehículos... siempre sospechan que puedas ser un policía o algún periodista. Y es que a estos clanes no les interesa que la realidad se conozca en los medios de comunicación.

Varias entidades de la Iglesia, como Cáritas, los salesianos o o la Junta de Hermandades y Cofradías de Sevilla contribuyen a mejorar la realidad del Polígono Sur. Entre estas iniciativas se encuentra el 'Proyecto Fraternitas', en la que participan todas las hermandades de la capital hispalense.

Su coordinador, Hugo Gentil, ha explicado que con este proyecto se atienden a unas cien familias todos los meses “proporcionándoles alimentos que provienen del Banco de Alimentos” para unos vecinos que viven en situación “de marginalidad, analfabetización, alto nivel de paro con trabajos residuales de mercadillos, chatarras...”. A ello se suman otras realidades, como el de las personas mayores, al que las pensiones no les llegan para salir adelante.

Pese a la mala fama de algunos puntos del barrio, Genil ha apuntado que la mayoría de las calles son pobres pero no conflictivas: “Aquí vive gente trabajadora. Nosotros venimos con frecuencia con el coche y no nos hacen nada. Es gente obrera. Otras partes si son más problemáticas, pero tenemos que ver al Polígono Sur como un barrio más de Sevilla”, demanda Hugo Genil en ECCLESIA.

A su juicio, la vía para lograr que los habitantes del barrio abandonen su situación de pobreza es que supere sus complejos, como ha hecho otros lugares de la capital andaluza como El Cerro, Polígono Norte o Parque Alcosa: “Aquí en cuanto alguien progresa se lleva a los niños fuera del barrio, esto hace que se convierta en una zona de gueto. Aquí vie gente trabajadora, y para quienes no tengan trabajo hay que lograr su reinserción laboral, que los hijos se escolaricen, etc. para que suba el nivel”, sostiene el coordinador del Proyecto Fraternitas.

Asimismo, opina que para que el Polígono Sur progrese es importante que su agrupación parroquial se convierta en hermandad: “Está muy comprobado en Sevilla la importacia de que un barrio tenga su hermandad, como ocurrió con Santa Genoveva en Tiro de Línea, en Torreblanca, en Pino Montano, El Cerro... es importante potenciarlo porque alrededor de las hermandades existe la posibilidad de aglutinarse en torno a la parroquia, con sus acciones sociales, apoyo a Cáritas... Sería es un eje en el barrio”.

En cuanto al papel de las administraciones, subraya Genil, reconoce la implicación de las instituciones públicas, pero pide autocrítica: “Si gastas muchos millones y no obtienes resultados importantes, porque el Polígono Sur sigue entre los barrios más pobres de Europa, es porque algo malo se hace. Respecto a la Iglesia, aquí es fundamental, a través de las religiosas, los salesianos...”

“Lo que más me duele es la soledad de los mayores, familia de mayores que sabes de antemano que no pueden darle la vuelta a su situación. Son gente del barrio que están muy solos, y la labor de la hermandad es muy importante porque la caridad no es solo dar de comer, es darles cariño”, ha agregado en ECCLESIA Hugo Genil.

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