Ignacio Vicens, el arquitecto que diseñó el escenario del Bernabéu en 1982: "Juan Pablo II no lo olvidó jamás"
Además, diseñó los altares provisionales del Bernabéu y la plaza de Colón, en Madrid, en 1982, 1993 y 1996, para las visitas de Juan Pablo II a España
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Ignacio Vicens Hualde (Madrid, 1950), catedrático de Proyectos de la ETSAM-UPM, es uno de los grandes arquitectos que hacen edificios religiosos en España. Fue este arquitecto madrileño que diseñó los altares provisionales en el Bernabéu y la plaza de Colón, en Madrid, en 1982, 1993 y 1996, para las visitas de Juan Pablo II a España.
En este recorrido por ese viaje histórico, ECCLESIA ha tenido la oportunidad de hablar con el arquitecto que consiguió llenar el Santiago Bernabéu. Confiesa que, “sin duda ninguna”, en su ya larga vida de arquitecto, fue su experiencia “más importante”.
¿Cómo surgió la posibilidad de crear el escenario para el encuentro con los jóvenes en el Santiago Bernabéu con Juan Pablo II en 1982?
La verdad es que en esos momentos yo era un joven arquitecto, doctorando en la universidad y directamente me ofrecí. Pedí una entrevista con el secretario del cardenal, y con toda la cara dura, me presenté al proyecto. Estaba haciendo mi tesis doctoral precisamente sobre arquitecturas efímeras y pensaba que en el encuentro con los jóvenes se podía hacer algo diferente, distinto, alegre, joven.
Algunas de las cosas que se habían preparado parecían muy clásicas y en esos momentos me ofrecí directamente. Decidieron incluirme así en el comité que estaba organizando el viaje y a partir de allí empezó todo. Admito que fue con bastante cara dura por mi parte.
¿Cuál es el concepto que desarrolló con ese proyecto?
Lo único que tenía claro es que quería que el Papa Juan Pablo II estuviera rodeado de gente. Sabíamos que el estadio se iba a llenar.
Poco antes había tenido el Papa un encuentro con los jóvenes franceses en el Parque de los Príncipes en París y había resultado bastante deslavazado, no había habido mucha gente y la distancia con el Papa había sido enorme. Entonces planteé desde el principio que había que llenar el estadio y, por lo tanto, para hacer eso, había que utilizar el césped y poner el Papa en el centro. No quería ponerlo en una tribuna, sino que yo lo quería rodear de gente, de tal manera que podíamos así incluir a 40 mil personas más en el Bernabéu.
Luis de Carlos era el presidente del Real Madrid en aquel entonces y para él resultaba un poco problemático la idea de que le íbamos a destrozar el césped, pero lo aceptó, no sé si con cristiana resignación, pero lo aceptó. Entonces la idea era hacer una especie de baldaquino para subrayar la presencia del Papa en medio de más de 120 mil personas.
Tuvimos también que acondicionar el espacio exterior porque había tal cantidad de gente que quería venir que tuvimos hacer una cosa absurda: hacer entradas de exterior que en realidad es una contradicción en los términos. Pero la idea principal era esa: hacer un escenario que fuera en definitiva una especie de baldaquino para subrayar la presencia de una persona en medio de una multitud.
¿Cuál fue el objetivo principal del proyecto?
La idea era que el Papa estuviera rodeado de cuanta más gente posible. Yo creo que eso lo conseguimos. Luego intenté hacerlo de nuevo en todas las otras visitas de los papas en Madrid. Sobre todo en la de Colón, porque en Cuatro Vientos fue distinto porque al ser un espacio enorme no se puede rodear. En el Bernabéu lo conseguimos y fue un éxito.
También por eso decidimos crear un papamóvil que era un SEAT Panda que acababa de salir: era un coche barato y el de la gente joven. Y el Papa recorrió todo el estadio y el exterior del Bernabéu con ese Panda.
Mucha gente no pudo entrar y tuvimos que instalar unas grandes pantallas. Estamos hablando del año '82 y las pantallas no eran habituales, pero permitieron a la gente que estaba fuera participar de ese espectáculo único, maravilloso, sorprendente e inolvidable.
¿Cómo ha sido trabajar con el Vaticano? También considerando que después hizo varios proyectos relacionados con la arquitectura sacra...
Es complicado como es lógico, pero además no es solamente trabajar con el Vaticano. Aquí los clientes son muchos. En el encuentro con el Papa con los jóvenes en el Santiago Bernabéu, mi única referencia era el Vaticano y la Conferencia Episcopal Española, y muy especialmente el arzobispo de Madrid.
Pero habitualmente, en el resto de los proyectos, es necesario compaginar también las peticiones de la Casa Real, el ayuntamiento, la autonomía, policía, seguridad, televisión... son muchísimas cosas que hay que manejar con un cierto tacto. No es fácil, pero es lo que nos toca a los arquitectos.
En cualquier caso, yo tengo que decir que, sin duda ninguna, en mi ya larga vida de arquitecto, la experiencia de haber podido hacer estas cosas para Juan Pablo II y Benedicto XVI es lo que considero que ha sido lo más importante en mi vida.
Después de 40 años de la visita, ¿cambiaría algo de ese proyecto?
No sé si quizás yo lo veo con un cariño especial, pero no cambiaría nada. Así como de otros sí: por ejemplo, para la JMJ de 2011 tanto en Cibeles como en Cuatro Vientos cambiaría bastante, yo creo que allí fue un éxito en todos los sentidos.
La prueba es que el Papa, al día siguiente, me comentó que había sido un acto que no iba a olvidar mientras iba a vivir.
Cuando vino por última vez, y él ya estaba muy mal de salud, tuvimos que hacer una especie de rampa para que pudiera subir con el papamóvil porque no podía bajarse, pude despedirme de él cuando ya iba a coger el avión y nada más verme me dijo: “Bernabéu”. Esto es algo que no puedo repetir sin emocionarme. Es cierto aquello que dijo: no lo olvidó mientras vivió.