Jóvenes de la archidiócesis de Madrid peregrinan a Taizé: "Compartiremos la fe con otros"

Muchos jóvenes este verano han decidido cuidar su fe en su tiempo de ocio. Es el caso de los 180 chicos y chicas de la parroquia San Juan Bautista de Madrid que este domingo, 21 de julio, llegaron a Taizé, comunidad ecuménica de monjes que viven su día a día trabajando y rezando con humildad, y donde permanecerán durante una semana. Por el camino pararon a visitar Zaragoza, Llança y Nimes.

Un grupo muy unido

Miriam Díez Ferreiro será en este viaje la responsable del grupo de su parroquia San Juan Bautista. Ella es la primera vez que acude a un viaje de la archidiócesis de Madrid, “solo recordaba que hace unos años que jóvenes de Europa vinieron a Madrid, y me pareció una experiencia muy interesante, acudieron muchos jóvenes de diversas nacionalidades y religiones”. Es por ello que Miriam entre sus conclusiones señala que se trata de un grupo muy unido

Ocasión de conocer a Cristo

Ya lo conocía, pero aun así señala lo siguiente, “me parece una experiencia muy interesante y enriquecedora, porque en ocasiones pensamos que los jóvenes no tienen fe o no han encontrado en Cristo esa necesidad de abrirse a ella” Se trata de una oportunidad inmensa para que todos estos jóvenes encuentren en sus vacaciones a Cristo vivo.

El detonante de esta peregrinación según señala José Manuel Fernández, director del secretariado de Infancia y Juventud de la Delegación Episcopal de Jóvenes, es la necesidad que tenemos en nuestro corazón una y otra vez de retornar a Cristo, a la verdad. Así dice, “el sentido es Jesucristo, profundizar en el Evangelio y en la experiencia de Dios a través de la oración”.

Propuesta del Papa

Otro motivo que alienta a todos aquellos que realizan dicha peregrinación es el cuidado de la propuesta del papa de cara al Jubileo de 2025. El papa al respecto propuso la oración como preparación de cara al año que viene., La pregunta por la búsqueda del sentido, para los jóvenes es algo que se encuentra muy latente, es por ello que según el director del secretariado, “también el Señor no llama a través de la búsqueda de sentido”.

Algunas de las actividades que allí se realizan son “la música, los cantos, el conocer a gente de otros países y culturas, y también el silencio y la profundización en la Palabra de Dios, no como algo a estudiar, sino como algo que une al Señor e ilumina”.

San Juan Pablo II ya habló de ellos en 1986 en su viaje apostólico, «Se pasa por Taizé como se pasa junto a una fuente. El viajero se detiene, bebe y continúa su ruta. Los hermanos de la comunidad, ya lo sabéis, no quieren reteneros. Ellos quieren, en la oración y el silencio, permitiros beber el agua viva prometida por Cristo, conocer su alegría, discernir su presencia, responder a su llamada; después volver a partir para testimoniar su amor y servir a vuestros hermanos en vuestras parroquias, vuestras ciudades y vuestros pueblos, vuestras escuelas, vuestras universidades, y en todos vuestros lugares de trabajo».