La labor de la Iglesia en el asentamiento chabolista de Cañada Real: "Formamos parte de sus vidas"
El tráfico de drogas, las adicciones o la falta de suministro eléctrico en determinadas zonas hacen que buena parte de los vecinos vivan en condiciones indignas
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A lo largo de los catorce kilómetros de la Cañada Real en Madrid conviven desde hace décadas unas 7.000 personas, muchos de ellos en chabolas. Después de décadas con el problema enquistado, las administraciones implicadas aprueban un plan de realojo para 1.600 familias que residen en precarias condiciones, que se prolongará durante una década.
Un plan que, si bien supone un avance hacia el final del chabolismo en la zona, es insuficiente ya que muchas familias quedarían fuera del programa de realojo. De los sectores que integran la Cañada Real, el más castigado es el seis, donde desde el 2 de octubre de 2020 sus vecinos conviven sin suministro eléctrico.
Sin luz y en condiciones infrahumanas: la vida en el sector 6 de la Cañada Real
Un total de 4.500 vecinos, de los cuales unos mil menores, conviven a escasos metros con el mayor mercado de droga de toda España. Precisamente, la sobrecarga de electricidad para mantener las plantaciones de marihuana, provocan el corte de suministro.
En el interior de las chabolas uno se puede encontrar electrodomésticos o ventiladores, pero que no pueden ser empleados por la falta de suministro.
El estado emocional de los habitantes navega entre la indignación, la desesperación y la resignación. En esta realidad difícil, los vecinos reparten responsabilidades entre los traficantes de droga que consumen toda la electricidad para sus plantaciones y las administraciones por no legalizar su situación o llevar a efecto un programa de realojo.
El paisaje en el sector 6 de la Cañada Real son carreteras en mal estado, hogueras para aplacar los efectos del frío con el riesgo que conlleva, los barreños para lavarse y por supuesto, historias en mucho casos dramáticas de personas que viven en condiciones infrahumanas.
La labor de la Iglesia en Cañada Real
La Iglesia es una de las pocas entidades que acompañan a las familias de la Cañada Real. Cáritas se centra en programas de formación o educativos, así como ayudas en la compra de generadores de gasoil y estufas.
La drogodependencia es una de las principales lacras. Hay personas que viven un estado de degradación muy importante y la parroquia Santo Domingo de la Calzada cuenta con programas de desintoxicación. Su párroco, Agustín Rodríguez, ha explicado en 'Ecclesia al día' cómo se hace presente la Iglesia en Cañada Real.
“Nosotros estamos metidos en lo que tiene que ver con le anuncio del Evangelio entendido como un reino en el que la dignidad como hijos de Dios es lo que marca la identidad de lo que somos. Poponer, reconocer y aumentar esa dignificación”, ha precisado.
Agustín ha señalado que su parroquia centra su labor en implementar la dinámica comunitaria del entorno: “Que la realidad de la Cañada se entienda como un pueblo en la que se dé una red de confianzas. Esto nos vincula con personas de otros credos como musulmanes, protestantes u ortdoxos, y en ese crisol de culturas y religiones que se configura en la Cañada, la propuesta de la Iglesia cala”, ha apostillado.
En este sentido, el párroco de Santo Domingo de la Calzada ha recalcado que la relación con los musulmanes, mayoría en el sector 6, es estrecha: “El hecho de lo religioso nos sirve como instrumento de reconocimiento y apoyo mutuo. Con los musulmanes celebramos algunas fiestas comunes y propias. En las suyas participamos a veces, nos unimos para rezar ante atentados o guerras. Hay cercanía de las religiones que hemos potenciado y ellos nos reconocen y formamos parte de sus vidas”, ha señalado.