La labor de la Iglesia en Junquillo y Montaraz, dos de los barrios con mayor pobreza de la provincia de Cádiz
Cádiz es una de las provincias con mayores índices de pobreza de España. ¿Qué proponen los candidatos a gobernar Andalucía para mejorar la vida de los más vulnerables?
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Cádiz es una de las provincias con mayor tasa de desempleo de nuestro país. Las sucesivas crisis económicas de la última década ha deteriorado la estructura económica del territorio, hasta convertirla en una provincia con amplias zonas de depresión, pobreza y tráfico de drogas, especialmente en el Campo de Gibraltar.
Se trata de la provincia andaluza con mayor tasa de población residiendo en zonas desfavorecidas. La Junta de Andalucía estima que uno de cada cinco vecinos gaditanos viven en zonas con necesidad de transformación social.
De esta manera, en torno a un 20% de la población gaditana vive en un barrio en riesgo de exclusión, lo que quiere decir que sus viviendas están en mal estado, o hay una elevada tasa de desempleo, o tiene menos nivel de estudios. Un mal que padecen más de 180.000 vecinos de un total de 1'2 millones de habitantes con los que cuenta la provincia costera.
Las administraciones han abandonado a su suerte a buena parte de estos vecinos que residen en zonas económicamente deprimidas. Pese a que la campaña electoral en la que está inmersa la región de cara a los comicios del 19 de junio podría constituir una oportunidad de escuchar propuestas por parte de los candidatos para mejorar la situación de estas personas, tantos años de promesas incumplidas han provocado que el desánimo cunda entre sus gentes.
En ECCLESIA hemos conocido la realidad de algunos de estos barrios y la labor que desempeña la Iglesia para paliar el sufrimiento y las estrecheces que padecen miles de familias gaditanas, y que se han visto agudizadas por el encarecimiento de la vida y la subida de los precios.
Junquillo, la barriada de La Línea donde la Iglesia atiende a 600 familias
La Línea de la Concepción es un municipio gaditano situado en el Campo de Gibraltar. El contrabando de tabaco es una forma de vida para miles de familias para poder subsistir económicamente. No en vano la tasa de desempleados alcanza el 30%.
Un drama que se multiplica en El Junquillo, barriada que tiene su origen en la década de los ochenta, y que ya nació en medio de una depresión económica, con viviendas unifamiliares muy precarias que se han ido deteriorando con el paso de los años. Tal es la situación que viven sus vecinos que su sostenimiento económico es “un misterio” para el Padre Juan Manuel Benítez, trabajador de Cáritas en La Línea.
“En la parroquia atendemos a más de 600 familias a lo largo del año. La mitad de personas a las que ayudamos lo hacemos de manera continuada. Otros viven de las subvenciones mínimas que reciben. A veces el abuelo cobra la pensión y de ese dinero tratan de sobrevivir familias de ocho o diez personas. El paro es altísimo en esta zona, y las subvenciones que están anunciadas como la renta mínima o las pensiones no contributivas las personas que las han solicitado todavía las están esperando”, precisa en Ecclesia el Padre Juan Manuel Benítez.
La economía sumergida es la única vía para subsistir. En verano se reactiva algo la economía gracias al turismo, pero es insuficiente. Otros vecinos, sobre todo mujeres, cruzan Gibraltar para trabajar como empleadas del hogar.
En cuanto al contrabando de tabaco, el sacerdote gaditano precisa que en Junquillo se da menos que en otras zonas de La Línea: “Algunos se llegan a Gibraltar para sacar dos o tres paquetes de tabaco y ganar veinte euros con el que dar de comer a su familia. Pero es cosa de poco, aquí no te encuentras mansiones como en otros lugares”, relata.
El 40% de la población de Junquillo es joven, los cuales apenas pueden ser atendidos, por lo que se crían y educan prácticamente en la calle: “La escolarización termina con la educación obligtoria y luego son pocos los que continúan Bachillerato o una FP”, expone el Padre Juan Manuel Benítez en ECCLESIA.
Con el encarecimiento de la vida de los últimos meses, la Iglesia de Junquillo ha tenido que arrimar más el hombro para atender las necesidades de tantas familias. Entre Cáritas y el Banco de Alimentos atienden a unas 600 familias en una barriada integrada por unos 17.000 habitantes.
Los cortes de luz y de agua son una constante en Junquillo, especialmente en los últimos tiempos con las tarifas disparadas, por lo que Cáritas trata de asumir la factura. Pero abarcan mucho más, tal y como nos comenta el sacerdote.
“Hay familias que no pueden pagar cinco euros de medicamento y disponemos de ese servicio en la parroquia. Tenemos programas dirigidos a madres embarazadas y bebés, talleres de formación social, salud, trabajo, etc. Tenemos un programa de apoyo escolar para alumnos con dificultades, recaudamos fondos para la compra de alimentos para la campaña de Navidad y Reyes Magos, porque todo niño tiene derecho a vivir la ilusión....”
Es decir, Cáritas se ha convertido en un pulmón de tantas familias gracias a los voluntarios con los que dispone la entidad de la Iglesia en Junquillo. Ahora que los andaluces están llamados a las urnas, el Padre Juan Manuel Benítez tiene claro lo que pediría a los candidatos a presidir la Junta de Andalucía: “Lo primero es que se paseen por aquí de verdad y no a hacer campaña. Que vengan tranquilamente sin avisar a nadie y se dediquen a conocer la realidad del Campo de Gibraltar y estas barriadas”, reclama a la clase política andaluza.
Montaraz: el barrio de Barbate invisible para las administraciones
Barbate es un pueblo pesquero de Cádiz que cuenta con unos 22.000 habitantes censados. Tradicionalmente ha subsistido gracias a la pesca en los caladeros marroquíes. La crisis en las relaciones diplomáticas entre España y Marruecos que impidió a los pescadores del municipio el ejercicio de la pesca, hizo que muchos de ellos se quedaran sin un empleo.
Algunos de ellos son vecinos de Montaraz, uno de los barrios con mayores índices de pobreza tanto de Barbate como de la provincia de Cádiz. En parte, porque las administraciones tienen abandonada a esta zona, tal y como manifiesta en ECCLESIA Estibaniz Ávila, responsable de Cáritas en la localidad.
“Montaraz es un barrio que se creó hace no mucho tiempo. Parte de sus vecinos procedían de las chabolas y se metieron aquí sin que hubiese una integración social con personas que procedían de otros lugares, con lo cual había una gran cantidad de personas analfabetas. Esta desventaja continúa a día de hoy”.
A ello se suman la ya comentada crisis de la pesca ocurrida hace unos años, que dejaron a decenas de marineros sin el jornal: “No existió una alternativa a esta problemática y las ayudas de las administraciones son pocas. No ha habido alternativas de empresas para meter a este personal que se quedó en paro”, agrega Ávila.
Así las cosas, desde hace años Cáritas trabaja de manera intensa en Montaraz para dar respuesta a las necesidades de cientos de familias del barrio, se estima que unas 500: “Damos asistencia social y promocionamos a estos vecinos. Disponemos de un centro social para que todos los recursos de la zona confluyan aquí y Cáritas les abra las puertas. No solo trabaja Cáritas, sino que colaboran otras entidades en red para cubrir las necesidades de estas personas”, ha sostenido.
Hace un tiempo Cáritas y otra asociación firmó un convenio con el Ayuntamiento de Barbate para la construcción de un economato social que permitiera a los colectivos más vulnerables de Montaraz acceder a los alimentos, artículos de higiene, medicinas, ropa...
Ahora, con la subida de precios, son más las familias que solicitan ayuda de Cáritas, mientras los recursos de las asociaciones menguan: “El pueblo de Barbate es muy solidario y gracias a ello podemos seguir adelante, pero en el Banco de Alimentos tienen menos recursos. Ahora viene el verano, por lo que hay más contratos pero muy precarios. Son contratos de tres o cuatro horas, y con eso no hace nada una familia de tres hijos”, lamenta la responsable de Cáritas en ECCLESIA.
Por ello, Estibaniz Ávila no duda en reclamar a los políticos un empleo digno para los vecinos de Montaraz, al considerarlo la base para salir del agujero en el que se encuentran desde hace décadas: “Cáritas ayuda en todo lo que puede, pero no es digno. La dignidad pasa por un empleo, y a partir de ahí ya trabajaremos en lo demás. Si una persona no tiene para salir adelante y mantener a su familia, ¿de qué estamos hablando? En 25 años que llevo en Cáritas, la experiencia me dice que todo empieza por el empleo”, ha subrayado.