Las diócesis españolas homenajean al beato Lolo

Desde que el pasado 6 de septiembre, se cumplieran 100 años del bautismo del beato Lolo, las diócesis han organizado numerosos actos para conmemorar su figura. Por ese motivo Jaén, su diócesis de origen, ha querido dedicar un año al centenario de su nacimiento. El obispo, Amadeo Rodríguez Magro, instó a los jóvenes durante la apertura del centenario a buscar «la ejemplaridad de Lolo, cuya existencia nunca estuvo marcado por la tristeza, sino por la alegría».

Periodista, miembro de Acción Católica, adorador nocturno, acompañante y consejero, enfermo… los perfiles del beato son muchos, pero todos enraizados en Cristo Eucaristía, de donde emanaba su fuerza y su esperanza. Uniéndose a los actos, la comisión permanente de Acción Católica General han querido iniciar el curso con una peregrinación por los lugares que transitó el beato Lolo y de esta forma, «encomendar la asociación en sus andanzas de este 2020».

En la Eucaristía, el prelado jienense evocó la figura del beato subrayando ese amor de Dios «que le llevó a vivir una vida de fe y de entrega a los demás a pesar de su enfermedad degenerativa y sus numerosos dolores». Lolo, explicó el obispo, «estuvo crucificado con Cristo, no solo en su enfermedad sino que vivió la santidad reflejando siempre las Bienaventuranzas». En este sentido, «fue siempre, en todas las etapas y las circunstancias, reflejo de Cristo. Fue siempre un discípulo misionero, cuya ejemplaridad, cuya existencia nunca estuvo marcado por la tristeza, sino por la alegría». Hizo «de la alegría del Evangelio un modelo a seguir».

Actos durante el centenario

El presidente de la comisión del centenario de Lolo también ha presentado los diversos actos de este «gran acontecimiento», que pretenden cubrir «todas las facetas de Lolo: Periodista, escritor, joven, acompañante, enfermo». Estos actos culminarán el próximo 12 de junio y entre tanto, se va a elaborar un manifiesto de periodistas y escritores. «Manifiesto que recogerá la importancia de la figura del beato y la vigencia de su mensaje, que recoge valores universales irrenunciables, que deben marcar la labor de quienes trabajan en el ámbito de la comunicación».