El mensaje actual de san Antonio de Padua y que recuerda Omella: "El gran peligro del cristiano..."

El presidente de la CEE, aprovechando la festividad de este santo, ha querido compartir una cita que, a pesar de tener más de 800 años, es de gran actualidad

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Redacción Religión

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Este lunes, 13 de junio, la Iglesia recuerda a san Antonio de Padua, considerado como el santo que ayuda a encontrar los objetos perdidos, vela por los solteros y protege a los hijos.

El cardenal Omella, aprovechando la festividad de san Antonio, ha querido compartir una cita de este santo que, a pesar de tener más de 800 años, es de gran actualidad: “El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree”.

El arzobispo de Barcelona y presidente de la CEE ha pedido rezar a Dios para “que nos ayude a ser más coherentes”.

'El Santo de las Causas Perdidas'

A este Doctor de la Iglesia también se le conoce como el "Santo de las Causas Perdidas". Esta devoción proviene de una historia que vivió San Antonio en primera persona. Se encontraba en Bolonia como maestro. Un día, uno de sus alumnos le robó su libro de Salmos sin que se enterara. Tanto si lo había perdido, como si se lo habían robado, pensó en la misma solución: rezó para encontrarlo

Finalmente, el joven se lo terminó devolviendo. Ese libro se conserva en la actualidad en el convento franciscano de Bolonia. Desde entonces, los creyentes rezan al Santo de Padua para encontrar objetos perdidos.

Otra de las ayudas que se atribuyen a San Antonio de Padua es su intercesión para la conversión. Es patrón de albañiles, papeleros, viajeros y pobres. También es un buen aliado para los solteros, que le piden encontrar pareja y poder casarse.

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San Antonio: propagar la fe con la sencillez propria de San Francisco de Asís

Nace en Lisboa (Portugal), a finales del siglo XII, y sus padres le ponen el nombre de Fernando. En un primer momento, ingresa en los canónigos regulares de San Agustín. Una vez ordenado sacerdote, descubre que Dios le llama a servirle en otro camino distinto como es el carisma franciscano.

Así es como ingresa en los Frailes Menores, llamándose desde ese momento Antonio. Su idea de propagar la Fe con la sencillez propia de San Francisco de Asís, marcha África de donde pronto volverá. Un día el Superior le ordena predicar ante una gran multitud, descubriendo sus dotes de enseñanza que impactan en el corazón de cuantos le oyen.

Es el primero en enseñar Teología dentro de la Orden. Su testimonio llega a convertir a un grupo herejes cátaros, que defendían la Gracia exclusiva para salvarse, puesto que el hombre no podía aportar nada a la Providencia. Entre sus milagros se cuenta la predicación a los peces, cuando en algunos poblados no le quisieron escuchar, además de la conversión de un hombre que negaba la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía. Entre sus escritos destacan algunos sermones y alocuciones de gran valía espiritual y moral. Muere en Padua el año 1231, con fama de santidad.