El obispo de Ávila, Mons. Gil Tamayo, reivindica el papel de Cáritas durante la pandemia con los más pobres

El obispo de Ávila, Mons. José María Gil Tamayo, ha reflexionado sobre la importancia de la Fe y la esperanza en un momento como el actual, donde la pandemia del COVID-19 ha alterado nuestro día a día como ningún otro hecho en las últimas décadas, dejando efectos sanitarios, económicos y sociales perversos que hay que superar.

Ante ello, el obispo de Ávila ha indicado que en la provincia, ya existe un profundo sentido religioso previo a la crisis del coronavirus, que debe acentuarse en estos díficiles momentos: “Hay una impronta religiosa, Yo lo estoy descubriendo cada vez más como obispo. Hay un ADN religioso por tradición y familia. Yo lo he experimentado cuando trato con la gente, en las celebraciones y en la enfermedad”, afirma Mons. Gil Tamayo, que permaneció varias semanas ingresado en el hospital tras haber dado positivo por COVID-19.

Para el obispo de la Diócesis abulense, si los pastores no aprovechan esta cercanía de los vecinos a Dios, se estaría perdiendo una gran oportunidad: “Ávila tiene filón, tiene espiritualidad para dar respuestas. Hay una tradición religiosa que hay que poner en primer plano más allá de las costumbres, porque estas, cuando se vacían de profundidad espiritual y de compromiso con los demás, se queda en el simple folclore”.

Por otro lado, Mons. José María Gil Tamayo ha reivindicado el papel que está desempeñando la Iglesia con Cáritas al frente en estos momentos tan duros para miles de familias que se ven golpeadas económicamente por los efectos del virus: “Muchas personas que antes de la pandemia llegaban justos a fin de mes con un suelto limitado, ahora lo tienen más difícil. La pobreza energética en una provincia como esta, donde el invierno es duro, requerirá el apoyo de Cáritas y de toda la comunidad cristiana con su hospital de campaña y de ayuda a los más necesitados. Cáritas es de las tareas prioritarias para la Diócesis de Ávila”, subraya el obispo.