El obispo de Huelva en su primer Rocío en la aldea: "Me he sentido desbordado por la devoción"

Santiago Gómez Sierra ha participado "como un rociero más" de los actos de las hermandades y recuerda que el Rocío es sentimiento "pero también pensamiento"

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Sara de la Torre

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«La primera vez que celebré el Rocío fue en Almonte, en la parroquia, por las restricciones que teníamos con la pandemia», explica a ECCLESIA el obispo de Huelva, Santiago Gómez Sierra. Por eso, este es el primer Rocío en la “aldea” y en el santuario de la Virgen del Rocío. “Las sensaciones son muy especiales, es unirte a la cantidad de personas que se mueven y que peregrinan al santuario. Te sientes desbordado por esta multitud, por ese pueblo que viven, sienten y manifiestan su amor a la Virgen y a su fe, y así me siento yo este año, experimentando esa devoción tan grande a la Virgen del Rocío”.

Más de catorce horas de camino

Y cuando dice que “lo experimenta” es una realidad, ya que el mismo obispo recorrió el camino del traslado de “la Pastora” tras permanecer más de 33 meses en Almonte hasta la aldea del Rocío.

Muchas de las hermandades comenzaron su peregrinación hacia la aldea para participar de esta romería que los rocieros denominan “del reencuentro”. Durante esta semana, el obispo onubense ha despedido a varias hermandades en su travesía como la Hermandad de Emigrantes o a los peregrinos en los aledaños de la parroquia de la Purísima Concepción. “Sí, sí. Estoy participando en todos los actos previos a la Romería. Han sido momentos muy diversos, entre ellos esas más de catorce horas que estuvimos caminando, por caminos de tierra. Toda una experiencia penitencial en la que no había más fiesta que ir con la Virgen, acompañándola”.

Experiencia que el obispo recalca que va más allá de una fiesta, ya que “nos acompañábamos unos a otros pero caminando y rezando, que eran las únicas paradas que hacíamos en los puntos concretos del recorrido. Era precioso escuchar a las personas que iban caminando, que contaban sus promesas, sus sentimientos. Ha sido muy hermoso”.

Un reto misionero

Y es que cabe destacar que este año cerca del millón de personas han participado en la salida más multitudinaria de El Rocío. Sumando a todas las que se han incorporado directamente a la aldea durante el fin de semana, a través de las más de cien hermandades. Con este fervor que mueve a tantas personas en un fin de semana, ¿cómo podemos desde la Iglesia invitar a que el compromiso permanezca más allá de estos días de Rocío? “Es todo un reto”, responde el obispo Gómez Sierra.

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“Es verdad que todo el movimiento rociero, toda la devoción rociera, participa de la misma condición de todos los bautizados. Hay mucho de sentimiento, pero también mucho pensamiento. Es decir, ahí hay personas que están alejadas de la práctica sacramental, pero conservan en su corazón la memoria de la fe y y una cierta formación cristiana”.

Algo que es muy importante porque conviven con aquellos que “lo viven con mucha profundidad y lo viven también en sus parroquias, en la vinculación con la Iglesia y el compromiso eclesial, como laicos comprometidos”. El reto para la evangelización, explica el obispo es “un reto misionero, porque la conversión es también el camino del Rocío”.

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