El obispo de Vitoria, indignado por los migrantes muertos en la costa de Grecia: "¡No miremos al otro lado!"
El también responsable de la subcomisión de Migraciones de la CEE alerta que el Mediterráneo "se está convirtiendo en el cementerio de miles de personas que buscan una vida mejor"
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“¡Basta! El Mar Mediterráneo se está convirtiendo en el cementerio de miles de personas que buscan una vida mejor”. Así de contundente se ha mostrado el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde tras el hundimiento de un barco en la costa de Grecia, y que deja hasta el momento, según cifras oficiales, 78 muertos y 104 rescatados, todos ellos varones y ocho menores de edad.
A través de su cuenta de Twitter, el también presidente de la Subcomisión de la Sección de migrantes, refugiados y víctimas de trata de la Conferencia Episcopal Española ha instado a la sociedad a “no mirar al otro lado e ignorar estas vidas humanas”, por lo que ha reclamado a todos “interiorizar estos verbos del Papa Francisco: acoger, proteger, promover e integrar”.
Con pocas esperanzas de encontrar a más náufragos con vida
Este viernes continúa la búsqueda de posibles supervivientes, aunque se desvanece la esperanza de encontrar a más náufragos vivos en una tragedia que puede haber dejado cientos de muertos. “A estas alturas es extremadamente difícil que se encuentre a alguien con vida”, dijo a EFE una portavoz de la Guardia Costera.
Las operaciones continuaron durante toda la noche sin dar ningún resultado, por lo que el balance oficial sigue siendo el de al menos 78 muertos y 104 rescatados, todos varones, entre ellos ocho menores de edad. Según algunos medios locales, entre 500 y 700 inmigrantes viajaban a bordo de la embarcación de 30 metros de eslora.
Cabe recordar que este naufragio es ya el más mortífero de los que han ocurrido este año en el Mar Jónico. El pasado domingo, las autoridades griegas rescataron al sur del Peloponeso a 90 migrantes que estaban a bordo de un yate que se encontraba a la deriva. En las fronteras exteriores de la Unión Europea en el Mediterráneo, Grecia es un paso habitual para los migrantes que intentan llegar a la Unión Europea desde la vecina Turquía.