Omella invita a los fieles en esta Pascua a caminar unidos para "iluminar las tinieblas de nuestro entorno"
En su mensaje, el presidente de la CEE recuerda que la misión de los cristianos es iluminar las tinieblas de las desgracias sociales y humanitarias que estamos viviendo"
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El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, ha publicado un mensaje al Pueblo de Dios con motivo de este Domingo de Resurrección que da inicio a la Pascua. Un periodo con el que celebramos que Cristo ha vencido a la muerte y nos abre el camino hacia la vida eterna.
El también arzobispo de Barcelona nos recuerda en su mensaje que la misión de los cristianos ha de ser llevar luz a las tinieblas "de las desgracias sociales y humanitarias" que el mundo actual padece, como la pobreza, las guerras o las desigualdades.
El mensaje de Pascua íntegro del cardenal Omella
Buenos días y feliz Pascua de Resurrección. ¡Cristo Vive!. Hoy celebramos que se cumple lo que proclamamos en el Credo cada domingo: “Y resucitó al tercer día, según las Escrituras". Más que nunca nos toca expresar con fe estas palabras: Cristo ha vencido a la muerte y nos ha abierto el camino de la vida eterna. Una verdad que nos llena de paz y de alegría.
Ayer por la noche encendimos el Cirio Pascual como signo de la presencia de Cristo Resucitado y lleno de luz. Cada uno de nosotros también encendimos una vela en la Vigilia Pascual con la que nos podemos sentir identificados. ¡Qué hermoso es ver que tenemos la misión de poner un poco de luz en la oscuridad, iluminar las tinieblas de las desgracias sociales y humanitarias que estamos viviendo actualmente! Pero sobre todo es importante recordar que no somos luz porque seamos una vela, pues una vela por si sola no puede iluminar, sino porque la llama de Dios la ha encendido.
Y mirad: cuando las velas están unidas son capaces de esclarecer las tinieblas. Vayamos juntos, unidos a iluminar las tinieblas de nuestro entorno. Y hoy quiero también felicitar especialmente en los que en la noche de Pascua habéis sido bautizados: ¡felicidades! Rezo por cada uno de vosotros para que el Espíritu Santo repose en vosotros, y para que la mano de Jesús os guie y os dé fuerzas en este camino que acabáis de iniciar. Tenéis un gran regalo, no olvidéis que el Señor nunca nos abandona. Aunque nosotros, con nuestra limitación humana, nos lo pueda parecer.
Os animo a que demos continuamente gracias a Dios: por la mañana, a lo largo del día, por la noche. Dios nos quiere a cada uno de nosotros, nos quiere a rabiar y nos lo ha demostrado con su muerte y resurrección. Ha muerto y resucitado por ti y por mí, por todos nosotros, y ahora toca celebrarlo.
¡Aleluya! ¡Que Dios os bendiga hoy y siempre, feliz Pascua!