Omella recuerda la figura de San Martín de Tours en el día de su fiesta: "Le dio la mitad al pobre..."
Este obispo nacido en Hungría destacó durante su vida por su caridad hacia los pobres, impulsando su evangelización
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Este jueves, 11 de noviembre, la Iglesia celebra a San Martín de Tours, que destacó durante su vida por su caridad hacia los pobres, impulsando su evangelización. El card. Omella ha querido recordar su figura mientras nos acercamos a la Jornada Mundial de los Pobres que se celebrará este domingo, 14 de noviembre.
Dentro de los numerosos gestos de amor en su vida, destaca el encuentro con un pobre con el que compartió la capa, apareciéndosele después Cristo con el trozo de capa que él había dado al mendigo. Hay quien dice que fue la prueba del Señor a su siervo para comprobar su fidelidad en la caridad y no falta quien dice que el pobre era el propio Cristo.
El presidente de la CEE, card. Juan José Omella, ha recordado este acontecimiento de la vida de San Martín de Tours: “Se encontró con un hombre que tiritaba de frío y a medio vestir. Sacó la espada, dividió en dos partes su manto, y le dio la mitad al pobre”.
El arzobispo de Barcelona ha pedido hoy, jueves 11 de noviembre, “su intercesión para abrigar a las personas sin hogar o que no pueden pagar la calefacción”.
La figura de San Martín de Tours
San Martín de Tours experimentó en su corazón el sentido del verdadero Amor que viene de Dios. Este Santo Obispo nació en Hungría en el año 316. A los quince años se alistó en el ejército, siguiendo a su padre que era militar.
Cuando llega a los dieciocho, decide abandonar el paganismo familiar bautizándose. Cuando ya era adulto, deja la milicia para dedicarse a luchar por la causa del Reino de los Cielos. Una vez convertido, funda un Monasterio en Ligugé – Francia -, donde vivirá como monje, consagrado a Dios bajo la tutela de San Hilario. Cuando es elegido Obispo de Tours, destacará por su caridad hacia los pobres, impulsando su evangelización. Ahí queda la impronta del Evangelio donde el Señor asegura que cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”.
No faltó tampoco su dedicación en bien del clero, promoviendo su formación espiritual y humana. Ellos eran sus inemdiatos colaboradores en el gobienro de la Diócesis y había que cuidarles. También fue un difusor del Monacato en Las Galias. De ahí sacaba la fortaleza para salir siempre adelante: de la contemplación a la acción caritativa y entregada. Todo esto le hizo un pastor modélico.