¿Sabías que Mariano Rajoy fue el encargado de devolver un documento muy valioso tras ser robado un año antes?

Verano del año 2011. Rodríguez Zapatero continuaba ocupando la presidencia del Gobierno de España. La crisis económica era la gran preocupación de los españoles, ya que el paro seguía creciendo mes tras mes. Hasta que llegamos al 5 de julio, cuando una de las catedrales más importantes del mundo, la de Santiago de Compostela, vio alterada su calma.

Habían robado el Códice Calixtino, el manuscrito histórico más famoso del Camino de Santiago, que data del siglo XII, y que durante siglos está custodiado en el archivo de la catedral. Compuesta por cinco libros de temática variada, tiene un solo objetivo, ensalzar la figura del Apóstol Santiago. La humanidad posó su mirada sobre esta obra de valor incalculable que se ha convertido en Memoria del mundo de la Unesco. Fue el medievalista del Archivo del templo quien descubrió el hurto. No estaba en su caja fuerte.

De repente todo se vio alterado. El deán, abatido, dio la noticia a sus superiores, que pusieron en conocimiento de la policía el robo e iniciar la investigación. Todo parecía indicar que el autor del robo conocía bien la catedral.

Efectivamente, se trató de Manuel Fernández Castiñeiras, extrabajador electricista de la catedral y que fue detenido en julio de 2012, un año después de cometer el mediático robo.

Por suerte, el Códice Calixtino fue hallado un año más tarde, el 4 de julio de 2012, tras aparecer en un garaje ubicado en la localidad coruñesa de Milladoiro, en las proximidades de la vivienda donde residía el autor. Tan solo unos días más tarde, el Códice fue devuelto a la catedral de Santiago, siendo Mariano Rajoy, ya presidente del Gobierno tras vencer en las elecciones de noviembre de 2011, cuando el manuscrito seguía desaparecido, el encargado de su devolución.

Rajoy entregó el valioso Códice al Arzobispo de la Archidiócesis, Julián Barrio, en un acto celebrado en el Pazo de Xelmírez. El exjefe del Ejecutivo aprovechó para agradecer el trabajo realizado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para su hallazgo y recuperación.

En la actualidad, un total de cien cámaras de seguridad custodian los tesoros del Archivo, desde una sala de pantallas. A cada paso, una alarma. Solo un selecto grupo de trabajadores y canónigos conocen la ubicación de la cámara acorazada que da cobijo al Códice junto a otros incunables y pergaminos de especial valor, entre ellos el Tumbo A, el libro que recopila la documentación fundacional del templo, el Breviario de Miranda (siglo XV), un manuscrito de uso litúrgico con vistosas miniaturas o el expediente de autentificación y estudio arqueológico de las reliquias del Apóstol (siglo XIX) cuya otra única copia está en el Vaticano.