Una convivencia ''que nos lleva más allá de lo material'': así es el Observatorio de lo Invisible

El Monasterio de la Santa Espina (Valladolid) está acogiendo este año la cuarta edición del Observatorio de lo Invisible, desde el lunes 22 al domingo 28 de julio. Se trata de una escuela de verano muy especial y a la vez una comunidad de artistas. Más de cien personas con inquietudes sobre el arte comparten su talento, creaciones y pensamientos.

Busca ''suscitar una llamada a que los artistas contemporáneos piensen y dediquen atención sobre el arte que tiene que ver con lo sagrado'', explica Javier Viver. Es el presidente de la Fundación Vía del Arte y organizador de este evento. Y añade que ''el arte tiene como función descubrir y hablar de las cosas invisibles, del misterio''. La primera edición fue en el monasterio de Guadalpue (Cáceres) en 2021, pero cada año se han ido apuntando más personas, y por ello han radicado en este espacio vallisoletano.

El monasterio se llena de música y de creación para esta ocasión tan especial, y todo ello, sin dejar de ser un lugar de recogimiento. No faltan oraciones y celebraciones litúrgicas. Monseñor Luis Argüello, arzobispo de Valladolid, presidió la eucaristía inaugural del Observatorio y también presidirá la de clausura este domingo 28 de julio.

Los alumnos también asisten a nueve talleres diferentes como fotografía, teatro, escultura, música o cine que llevan profesionales como el músico Ignacio Yepes, el pintor Miki Leal o el cineasta polaco Krzysztof Zanussi. El de teatro corre de la cuenta de Pepa Pedroche, actriz y profesora en la Universidad de Nebrija. Su objetivo es ''trasladar a los alumnos la belleza de la escritura mística de nuestros dramaturgos místicos de los siglos XVI y XVII''. Se refiere a fray Luis de León, santa Teresa de Ávila o Lope de Vega. Quiere llevar esos textos espirituales al teatro para ''desarrollar la espiritualidad en el sigo XXI''.

En todos los talleres hay personas de diferentes experiencias, formaciones y lugares, pero todos ''con pasión y amor''. En su taller tiene ''desde un ingeniero, una psicóloga, dos sacerdotes, una actriz profesional y una que está estudiando''. Destaca la ''riqueza humana'' en todos los talleres. El objetivo del Observatoro es tener una conviencia a través del arte ''que nos lleve más allá de lo material''.

Por la noche se celebran veladas en el claustro del monasterio. ''Se mezclan muestras de los talleres'' para poner en común lo que se va aprendiendo, con actuaciones de corales y músicos profesionales. Unas veladas abiertas a la gente de los pueblos de alrededor.

Para Pepa''es enriqeucedor enconterase a perosnas que tienen amor a la ltiertaura y espritiudaldid el siglo XVI''. Además, ''poder conocer a los alumnos de otros talleres, el trabajo que hacen los otros profesores es un enriquecimiento personal y artístico admirable''.