Un verano para la esperanza: familias ucranianas pasan sus vacaciones en Galicia gracias a Cáritas Madrid

Más de 180 personas, familias ucranianas, han pasado las vacaciones de verano en Galicia, en el poblado de A Capela (Coruña), organizadas por Cáritas Madrid. “Hemos llegado al final de este camino. Un camino de muchas emociones que nos ha dejado gran amor en el corazón”, decían los organizadores.

El último día de las vacaciones comenzaba con una ruta organizada por el Ayuntamiento de A Capela para conocer el Monasterio de San Juan de Caaveiro, que dio inicio en un sendero que, tras unos 50 minutos de caminata, lleva directamente al Monasterio. Las familias, aunque terminaron muy cansadas, lo disfrutaron porque se trataba de adentrarse en lo profundo de bosque para luego encontrar un maravilloso sitio con más de nueve siglos de historia.

Durante todo el trayecto fueron acompañados por Miluco, el teniente de alcalde, que les contó historias del Monasterio, así como del parque natural de las Fraguas del Eume, que es uno de los más importantes de Europa. Además, tuvieron la oportunidad de conocer a una mujer que al saber que se trataba de familias ucranianas acompañadas por Cáritas Madrid, se emocionó muchísimo.

A medio día realizaron una comida compartida con el equipo, en la que tuvieron el gusto de recibir la visita de las compañeras de Cáritas Madrid, Cristina y Pilar. Entre todos, quisieron festejar el haberse conocido y haber tenido la oportunidad de convertirse en amigos.

Por la tarde, mientras las familias limpiaban sus casas, el equipo se quedó ultimando los detalles del acto de cierre, que dio comienzo con la lectura de unas palabras por parte del equipo de Cáritas, seguido del visionado del vídeo resumen de la llegada a A Capela y de un audiovisual sorpresa que prepararon las familias. Finalmente, terminaron con la entrega de los diplomas de graduación de las vacaciones familiares.

La jornada concluyó con una cena a base de perritos gracias a la ayuda de varios vecinos, que prestaron la barbacoa y ayudaron a prepararlos. Una de las vecinas, que también es miembro de la orquesta Silvarda y de la cooperativa del pueblo, trajo una bolsa gigante llena de chuches para repartir entre los peques, así como una carta escrita en ambos idiomas, en la que deseaban que las familias se lleven un buen recuerdo de A Capela y que ojalá les hayan podido ayudar para sobrellevar, aunque sea un poquito, el duro momento que les ha tocado vivir.