¿Pueden demostrar las Matemáticas que hay vida después de la muerte?

El investigador de la Universidad de Navarra, Javier Sánchez Cañizares, explica en 'Ecclesia al día' la inmortalidad a través del estudio de la física alemana Sabine Hossenfelder

Matemáticas
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Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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En 'Ecclesia al día' el físico e investigador Javier Sánchez Cañizares abordó las revelaciones de la física alemana Sabine Hossenfelder, quien sostiene que la ciencia podría aportar nuevas perspectivas sobre la existencia de vida más allá de la muerte. Según Cañizares, las matemáticas respaldan esta posibilidad, planteando un enfoque innovador sobre la inmortalidad humana.

Hossenfelder, reconocida mundialmente y figura influyente en el ámbito científico, ha argumentado que la información juega un papel crucial en nuestra comprensión del universo. Cañizares destaca que, a medida que la ciencia avanza, se aleja de la visión anticuada de la materia y comienza a considerar la información como un elemento fundamental. “Las buenas noticias son que la ciencia se está dando cuenta de la importancia de la información. Sin embargo, las malas son que afirmar que las matemáticas explican la inmortalidad es un gran salto”, aclara el investigador.

¿CUÁL ES EL DESTINO DE LA INFORMACIÓN?

Cañizares plantea interrogantes sobre el destino de la información en el contexto de la existencia humana, sugiriendo que puede que no se pierda con la muerte: “Estamos hablando de una información cualitativamente diferente, que se vuelve más compleja en el caso de los seres humanos”, explica. Esta complejidad invita a reflexionar sobre la conexión entre ciencia y fe.

DESMONTANDO MITOS

Javier Cañizares desmonta el mito de que fe y ciencia son incompatibles, además, subraya que este es un mito que ha perdurado a lo largo de los siglos: “A medida que exploramos el universo, surgen preguntas cruciales sobre su origen, como: ¿Qué es la información?”.

SOCIEDAD DE CIENTÍFICOS CATÓLICOS

Como miembro de la sociedad de científicos católicos, Cañizares aboga por un diálogo entre la ciencia y la religión: “Queremos mostrar cómo la fe y la razón pueden coexistir y complementarse”, afirma.

 En este sentido, destaca la disposición de Hossenfelder a considerar perspectivas religiosas, a pesar de no ser creyente, lo que refleja la importancia de la apertura al diálogo sobre cuestiones existenciales que a menudo escapan a la ciencia.

Este enfoque de Cañizares no solo promueve la divulgación de estas ideas, sino que también invita a la sociedad a cuestionar y reflexionar sobre la intersección entre la ciencia, la fe y la vida después de la muerte. Así, el investigador se convierte en un puente entre el conocimiento científico y la búsqueda espiritual, alentando a una mayor comprensión y conexión entre ambos campos.

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