¿Qué vieron realmente los Reyes Magos?: "Fue algo sobrenatural..."
El sacerdote y profesor Agustín Giménez ha explicado en ‘Ecclesia es Domingo’ la historia de los Reyes Magos, su conexión con el cielo y su encuentro con el Niño Jesús
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En la víspera de la llegada de los Reyes Magos, la ilusión llena los hogares de millones de personas. Los preparativos están en marcha, los niños ya han enviado sus cartas y las familias recuerdan una tradición que va más allá de los regalos. El sacerdote y profesor de la Universidad Eclesiástica de San Dámaso, Agustín Giménez, ha explicado en ‘Ecclesia es Domingo’ la historia de los Reyes Magos, su conexión con el cielo y su encuentro con el Niño Jesús.
Según Giménez, los llamados Reyes Magos no eran ni monarcas ni hechiceros, sino astrónomos expertos. "Eran, sobre todo, sabios del Oriente que estudiaban las estrellas. En la antigüedad era fundamental la contemplación del cielo. Además, no había series que ver por la noche… Lo que había era un cielo maravilloso y supermisterioso”. Provenían de culturas como la Caldea, donde la observación del cielo era fundamental: “Ellos conocían cada constelación y estrella por su nombre. Detectaron algo extraordinario: una nueva estrella que anunciaba el nacimiento del Mesías”.
¿Qué vieron exactamente estos sabios en el cielo?
Giménez ha explicado que el fenómeno no puede atribuirse a ningún evento natural conocido: ”Los anales de los caldeos y los chinos documentan eventos astronómicos que los magos conocían. Por su capacidad de observación y cálculos precisos, sabían que estaban ante algo único”. En este sentido, ha añadido que ”no fue un cometa, una nova, ni una conjunción planetaria. La estrella de Belén era sobrenatural”. Sin embargo, fenómenos previos entre los años 12 y 2 a.C., como la aparición del cometa Halley, una nova visible durante 70 días y una sextuple conjunción de Júpiter con Venus y la estrella Regulus, prepararon a los magos para reconocer la señal definitiva.
"La estrella de Belén era especial porque permanecía fija en el horizonte, algo que no ocurre con los cuerpos celestes habituales. Esto les permitió seguir un camino concreto hacia el lugar donde estaba el Niño Jesús", ha señalado el profesor.
"no es un fenómeno natural"
Según estudios recientes que han publicado junto a otros investigadores, el nacimiento de Jesús y la aparición de la estrella de Belén coincidirían con el 25 de Quisleu del 1 a.C., que corresponde a la festividad de la Janucá en el calendario judío: “No es un fenómeno natural, es una estrella que Dios hace aparecer en el cielo en el momento en el que nace Jesús”.
Agustín también ha destacado la relación entre las señales astronómicas y las profecías bíblicas como la de "Júpiter, que protagonizó seis conjunciones previas al nacimiento, era identificado en la tradición judía como la estrella mesiánica”. Además, señaló que estas conjunciones ocurrieron con Regulus, la estrella más brillante de la constelación de Leo. "Regulus significa ‘rey pequeño’, lo que reforzó la asociación con un futuro rey".
Otro detalle es que Júpiter, debido a su movimiento retrógrado, permaneció nueve meses en la constelación de Virgo: "Esto encajaba perfectamente con la profecía de Isaías 7:14, que anunciaba que el Mesías nacería de una virgen. Los magos no solo observaron el cielo; también comprendían el significado detrás de estos eventos".
"Las cosas importantes, el cielo siempre las bendice"
La tradición de los regalos, según Giménez, es una extensión del gesto de los magos hacia el Niño Jesús. El oro, el incienso y la mirra eran presentes cargados de simbolismo: oro por su realeza, incienso por su divinidad y mirra como prefiguración de su sacrificio. Hoy, esos regalos se traducen en obsequios como un reflejo del amor de Dios: “Las cosas importantes, el cielo siempre las bendice. A los niños Dios les bendice con su amor, con la entrega del Niño Jesús y con regalos como le hicieron a Él, para que puedan ser todavía mejores. A los niños les multiplica esa bondad”.