El Papa reza en Fátima y vuelve a insistir que "la Iglesia no tiene puertas, todos pueden entrar"

Ha sido una mañana histórica la que ha vivido este sábado, 5 de agosto, el Papa Francisco en Fátima. Miles de peregrinos pasaron la noche en la explanada para ver a Francisco desde primera fila. Después de haber dado algunas vueltas en el papamóvil saludando y parándose a bendecir los niños, ha dirigido el rezo del Santo Rosario con algunos jóvenes enfermos en la Capilla de las Apariciones.

Tras entrar en la capilla, Francisco ha venerado la imagen de la Virgen María de Fátima y se ha detenido rezando ante ella algunos instantes en silencio. Quizás uno de los momentos más emocionantes de estos días en Portugal. Al final del rezo del Santo Rosario, Francisco ha pronunciado su séptimo discurso en tierras lusas.

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Rosario con el Papa Francisco desde Fátima

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“Hemos rezado el Rosario, una oración bellísima y vital, vital porque nos pone en contacto con la vida de Jesús y de María. Y hemos meditado los misterios gozosos, que nos recuerdan que la Iglesia sólo puede ser un hogar lleno de gozo”, ha empezado diciendo el Papa.

La capilla de las apariciones es – según Francisco - “una hermosa imagen de la Iglesia: acogedora y sin puertas, un santuario al aire libre, en el corazón de esta plaza que evoca un gran abrazo materno. Sea siempre así en la Iglesia, que es madre: puertas abiertas para todos, para facilitar el encuentro con Dios; y lugar para todos, porque cada uno es importante a los ojos del Señor y de la Virgen”.

El discurso improvisado del Papa Francisco

“Aquí también podemos insistir en que todos pueden entrar porque esta es la casa de la Madre, y una Madre siempre tiene el corazón abierto para sus hijos, todos, todos, todos, sin exclusión”, ha improvisado Francisco durante su discurso.

“Estamos aquí bajo la mirada maternal de María, estamos aquí come Iglesia” y la peregrinación es un rasgo de la Virgen: “Apenas se enteró de que estaba embarazada, salió corriendo con ese afán de ayudar y estar presente”, ha dicho Francisco.

“La Virgen siempre acompaña, nunca es protagonista. María en su vida no hace otra cosa que señalar a Jesús, estos son los dos gestos de María: nos acoge a todos y señala a Jesús. Cada vez que venimos aquí recordamos estos. María aquí en Fátima se hizo presente de una manera especial para que la incredulidad de tantos corazones se abran a Jesús”, ha improvisado Francisco durante su discurso.