El homenaje a los inmigrantes fallecidos en el Mediterráneo de una de las iglesias más conocidas de Roma

Los datos hablan por sí solo y reflejan un problema grave. A lo largo del año 2020, más de mil inmigrantes han perdido la vida o han desaparecido en las aguas del Mediterráneo en su camino hacia Europa, tal y como revela la Organización Internacional para las Migraciones. Desde el año 2014, el número de fallecidos supera con creces las 20.000 personas.

En el conjunto de 2018 fallecieron en el Mediterráneo un total de 2.297 personas; en 2017 la cifra fue de 3.139 personas; en 2016 lo hicieron 5.143; en 2015 fueron 3.783 y en 2014, 3.283.

El Papa Francisco realizó su primer viaje oficial fuera del Vaticano a Lampedusa, donde arrojó una corona de flores al mar como homenaje y recuerdo a los emigrantes muertos en el Mediterráneo. Aquello fue toda una declaración de intenciones, con la que el Santo Padre pedía a la Iglesia salir de sí misma, una Iglesia en salida al encuentro de los colectivos más vulnerables.

Los gestos de las parroquias, congregaciones y entidades de la Iglesia denuncian con frecuencia el trato que reciben los inmigrantes en Europa, a cuyos líderes reclaman una solución para evitar estas imágenes que encogen, a todos, el corazón.

El último homenaje en Italia lo hemos visto en Roma, en la basílica del Aracoeli, situada en la cumbre más alta del Monte Capitolino. Allí, la corresponsal de ABSIDE MEDIA en el Vaticano, Eva Fernández, ha inmortalizado el momento en el que las ventanas del templo estaban revistas con mantas térmicas, las mismas que sirven para socorrer a los náufragos y proceder a su atención tras llegar en condiciones infrahumanas.

De esta manera, se rinde homenaje a aquellos que mueren en su intento por llegar a nuestro Continente huyendo de la miseria de sus países de origen. Y es que cada vida, cuenta.