Las pruebas que demuestran la presencia de Dios en 'La Sociedad de la Nieve': “Era algo tangible”

El largometraje dirigido por J.A. Bayona narra la tragedia de los Andes y en 'ECCLESIA al día', de TRECE, hemos conocido el testimonio del superviviente Carlos Páez

Las pruebas que demuestran la presencia de Dios en 'La Sociedad de la Nieve': “Era algo tangible”

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Es la película del momento y la que ha sido más premiada en la última edición de la gala de los premios Goya. Concretamente, se ha hecho con doce de las trece nominaciones con las que contaba.

La desolación, el miedo, la tristeza o el compañerismo son algunos de los ingredientes que J.A. Bayona refleja en el largometraje que narra la tragedia de los Andes. Se trata de la quinta película del director catalán y la tercera película sobre el accidente que tuvo lugar en 1972.

La fe supuso un pilar fundamental en esta historia de supervivencia y la última esperanza que les quedó a los 16 supervivientes para seguir confiando en que el rescate era realmente posible. En 'ECCLESIA al día', de TRECE hemos tenido la oportunidad de conocer el testimonio de Carlos Páez, el superviviente más joven de este accidente. Este uruguayo tenía únicamente 18 años cuando el avión se estrelló en los Andes y y cumplió los 19 en aquella cordillera. Fueron 72 los días que estuvieron desaparecidos y durante todos y cada uno de esos días, la familia rezó para que Carlitos, como le llamaban, volviera a casa.

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Las pruebas que demuestran la presencia de Dios en La Sociedad de la Nieve: “Era algo tangible”

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El calor del rosario para combatir el frío de la montaña

Son muchas las referencias católicas que encontramos en la película y en la historia real que la inspiró. El rezar también se convirtió en costumbre para los desaparecidos de la tragedia. En la montaña, fue Carlos quien dirigía las oraciones y lo hacía utilizando un rosario que él llevaba en su mochila. Nos explica que ese rosario no se lo regalaron si no que fue su madre quien se lo metió en el bolsillo de su chaqueta esa mañana de 12 de octubre del año 1972 para que lo acompañara durante el viaje.El rosario estaba todo enredado y después me entretuve mucho tiempo en los Andes arreglando el rosario que mi madre me había dado. Añade que “fue fundamental el rosario porque cuando lo rezaban era un momento de unidad, de cercanía con Dios, de no pensar en otra cosa. Mi madre escribió un libro llamado El rosario de los Andes, era realmente un momento de unidad”.

Además, Carlos también nos ha contado en TRECE que un mes antes del accidente, había escuchado un sermón de un cura que había expuesto que “donde haya varias personas reunidas rezando por algo, en su nombre, él les concedería lo que quisieran”. El joven Carlitos, tal y como nos cuenta, se agarró a ese sermón como si de una tabla de salvamento se tratase y condujo el rosario a lo largo de los 72 días. Además, tuvo que aprender a rezarlo con ayuda del resto de sus compañeros, lo rezaban diariamente “entre todos”, pues “hay varios milagros diferentes” y nos cuenta que “El 8 de diciembre, el día de la Inmaculada Concepción, lo rezamos varias veces y al final quedó algún que otro misterio sin rezar, se nos hizo muy largo”.

"Recé en milésimas de segundo cuando el avión se cayó"

Fue una pieza fundamental, cuando alguien no tiene nada te tienes que agarrar de algo y nosotros nos agarramos de Dios y yo sobretodo de la Virgen”. Además, Carlos declaró que era muy mariano, sobre todo de la Virgen de Fátima, y es más, “en el momento del accidente, empecé rezando un padre nuestro y pensé que era demasiado largo, y acabé rezando el Gloria , que es el la más corta que tenemos los católicos, pensé... voy a quedar muy mal con Dios porque es muy cortita y opté por el Ave María pensando que mataba dos pájaros de un tiro, así quedo bien con Dios y con la Virgen que es la que tiene más rating de todo el santoral. Todo eso lo pensé en milésimas de segundo cuando el avión se cayó

Otra de las referencias católicas que se muestran en la película es la nota que encuentran entre las manos de Numa Turcatti en su lecho de muerte, papel interpretado por el actor Enzo Vogrincic, y quien fue el último fallecido en los Andes. Esa carta rezaba: “No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos” siendo esta una oración que forma parte del Evangelio según San Juan 15,12-17.

"Dios era algo tanglible en la cordillera"

Además de la oración, los valores cristianos también estuvieron muy presentes durante la agónica espera de los desaparecidos. Carlos nos ha contado en ‘ECCLESIA al día’ de TRECE que Dios los ayudó y les echó una mano pero que ellos “pusieron el resto”. “Me encantaba el titular de la prensa chilena que decía que Dios era el copiloto. Fue parte de la historia. Solamente rezando de la cordillera no se sale. Eso te lo puedo decir con propiedad porque yo fui el que más rezó en la cordillera”.“Dios era algo tangible en la cordillera” además, cada vez que nos la creíamos nos pegaba un garrotazo como diciendo es por el lado de abajo, por el lado de la humildad”.

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