Los obispos italianos debaten sobre el cambio de hora en la Misa de Nochebuena debido a la pandemia
El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana ha enviado un mensaje desde el hospital: “En todo ese sufrimiento, sentí la fuerte presencia del Señor”
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Los obispos italianos debatieron sobre las próximas celebraciones navideñas, en particular sobre la Misa de Nochebuena, para permitir participar a los fieles sin romper el toque de queda obligatorio en todo el país ocasionado por el aumento de contagios del COVID-19.
El Consejo permanente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) se reunió en video conferencia y entre los temas debatidos estuvo la Misa de la noche de Navidad.
La hipótesis es que la Misa del 24 de diciembre podrá celebrarse alrededor de las 8:00 p.m. (y no más tarde como se acostumbra en Italia), para que los fieles puedan volver a su casa antes de las 10:00 p.m. y no rompan el toque de queda impuesto por las autoridades en todo el país.
Los obispos recordaron su reciente mensaje a las comunidades cristianas en tiempo de pandemia para destacar que las liturgias deben realizarse con prudencia y que en estos meses ha quedado claro que sí es “posible celebrar en las comunidades en condiciones de seguridad y respetando plenamente las normas”.
En esta línea, los obispos sugerirán a los párrocos orientar a los fieles a una presencia distribuida entre las distintas Misas, así como también “será necesario prever el inicio y la duración de la celebración en un horario compatible con el toque de queda”.
Por su parte, el presidente de la CEI, Cardenal Gualtiero Bassetti, continúa internado en el hospital Gemelli de Roma en convalecencia desde el 22 de noviembre tras haber estado muy delicado de salud en terapia intensiva por el COVID-19 en un hospital de Perugia.
El Cardenal Bassetti se conectó desde el hospital Gemelli y señaló que durante el periodo en que fue positivo al coronavirus estuvo muy grave pero añadió que “sin embargo, en todo ese sufrimiento, sentí la fuerte presencia del Señor” y agradeció a cada uno por su cercanía.
“Gracias porque han rezado por mí. La fraternidad se pone en nuestras manos, como desafío imperativo. Los saludo uno a uno y les agradezco nuevamente: sentí que estaban realmente cerca en los momentos más serios de mi calvario”, advirtió.