Los signos de vida que aparecen en la Sábana Santa tras la muerte de Jesús

El catedrático de Cirugía Plástica en la Clínica Universidad de Navarra, Bernardo Hontanilla, explica los motivos por los que Cristo suda sangre o sale agua de su cuerpo al morir

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Los signos de vida que aparecen en la Sábana Santa tras la muerte de Jesús

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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Algunos evangelios, como el de San Marcos, relatan la cronología de lo sucedido entre la noche del Jueves Santo, momento en el que se arrestó a Jesús en el huerto de los Olivos y el viernes por la tarde, cuando murió crucificado.

Desde que empieza esa agonía de Jesús hasta que termina con la crucifixión, apenas pasan unas quince horas. Horas de tortura en la que Cristo sufrió el más cruel de los castigos. Por ejemplo el de la flagelación. Un pena terrible a la que muy pocos sobrevivían, como recalca el médico forense José Cabrera en el programa 'Lo que viene: Especial Semana Santa'.

“La flagelación se sometía en los tiempos romanos con un instrumento que se llamaba el 'flagellum' que era una especie de barra de madera con unas cuerdas y en su punta había unos huesos. Cuando se daba con el látigo no era solo cuerdas de piel libre, sino que acababan en una bolas pesadas, con lo cual el golpe del flagelo no solo producía heridas abiertas, sino que rompía costillas”.

Gracias a la Sábana Santa, con la que fue recubierto el cuerpo de Cristo al descender de la cruz, se han podido conocer detalles de su calvario. Detalles que ha estudiado el catedrático de Cirugía Plástica en la Clínica Universidad de Navarra, el doctor Bernardo Hontanilla, y que ha compartido sus conclusiones con el programa 'Lo que viene: Especial Semana Santa'.

¿Es posible sudar sangre como recogen los evangelios?

Uno de los aspectos que aún nos preguntamos dos milenios después es si es posible sudar sangre, como recoge el Evangelio de San Lucas. Hontanilla asegura que es “un proceso posible”, teniendo incluso algún precedente, descrito tres siglos antes de Cristo por un discípulo de Aristóteles: “Se cree que es por estrés, una gran tensión emocional, incluso está descrito en ajusticiados que iban a ser ejecutados en la guerra de Corea”, ha señalado.

Durante todo ese sufrimiento Jesús tuvo que cargar con la cruz con ese casco de espinas. Era una costumbre romana obligar al crucificado a cargar la cruz, durante un recorrido de algo más de medio kilómetro, hasta lo alto del monte Gólgota.

Por las lesiones que pudo sufrir Jesús, expertos como el forense Cabrera, creen que la cruz pudo pesar más de 130 kilos: “Jesús trasladó ese patíbulo y le ocasionó que tuviera que hincar la rodilla, haciéndose las lesiones que figuran en la Sábana Santa, en la tradición y en el Evangelio. Esas heridas abiertas aunque no eran muy hemorrágicas sí eran dolorosas”.

¿Cómo es posible que saliera agua del cuerpo de Cristo después de morir?

Era costumbre de los romanos que los cuerpos de los crucificados permaneciesen horas en la cruz. Normalmente se les rompían también las piernas para que no pudieran apoyarse y murieran ahogados. En el caso de Jesucristo, renunciaron a ese golpe en las extremidades pero le atravesaron en el pecho con una lanza. De allí, cuentan los Evangelios, salió sangre y agua del costado.

“Jesucristo está muerto cuando le introducen la lanza. El tiempo que pudo transcurrir es objeto de debate, pero pudo ser dos o tres horas. Muere a las tres de la tarde y sobre las seis muere en posición vertical. Esto puede provocar un derrame pleural perfectamente, de manera que cuando llega el romano y hace el impacto de la lanza salga el líquido pleural con sangre”, ha precisado el cirujano Bernardo Hontanilla.

Pese a la crudeza de su muerte, Hontanilla aclara que Jesucristo no fue quien más padeció físicamente en la historia: “Muchas personas, cristianos o mártires sin tener que ver con la religión han sufrido mayores padecimientos físicos. En la persona de Jecuristo el sufrimiento moral es más importante, porque el hombre se hace daño así mismo y sufre porque su Padre estás siendo rechazado por su pueblo”, ha añadido.

La explicación de por qué Cristo muere solo tres horas después de ser crucificado

Otro hecho singular en la muerte de Cristo, es que no fallece por asfixia como otros ajusticiados en la cruz: “Muere de parada cardíaca. Lo curioso es que precisamente la ejecución romana está prevista para que un ajusticiado en la cruz esté durante días deshidrantándose y las alimañas se lo coman. Hasta el propio Pilatos se extraña que en tres horas falleciera, tan pronto. Personalmente pienso que esa extrañeza de Pilatos coincide con un comentario de Jesucristo que dice que nadie me quite la vida, yo la doy cuando quiero. Muere cuando Él quiere”, ha continuado explicando el cirujano.

Los signos de vida que aparecen en la Sábana Santa de Turín

Tras la muerte, al tercer día resucita. En este sentido, cabe recordar los signos de vida en la figura de la síndone (la Sábana Santa de Turín) con la que se cubrió el cuerpo de Jesucristo al ser bajado de la cruz.

“Para entender esto hay que saber que hay dos tipos de manchas de sangre, y los forenses distinguen entre la mancha premortem y post mortem. Pero hay una mancha corporal, una deshidratación y oxidación de pocas fibras de lino en un lado de la síndone. Cuando se levantan esas costras de sangre debajo no hay deshidratación ni oxidación del lino, por lo que no se va a pensar que las manchas de sangre son previas a la mancha corporal que es posterior al sangrado”, ha comentado Hontanilla.

Esta afirmación lleva al cirujano a alertar sobre la presencia de una demarcación de surcos provocada por la actividad de 17 pares de músculos faciales: “Esa actividad muscular, cuando hay parálisis facial o muerte, se relaja y desaparece el surco. No está debida a la rigidez post mortem porque habría exposición dental y en la síndone se aprecia que tiene los labios cerrados con doble surco. Hay un tono basal en reposo que no es emulable por un cadáver e indica que la mancha somática es posterior a los dos sangrados ha provocado esa imagen corporal”, ha relatado.

"Concluyo que no es incompatible entre lo que se ve en la síndone con lo descrito en los evangelios sobre la Pasión, Muerte y Resurrección. La ciencia no tiene experiencia en que un muerto resucite y nunca lo va a aceptar", ha lamentado.

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