El mensaje de alarma de un misionero desde Níger
El misionero P. Mauro Armanio ha alertado del peligro del terrorismo yihadista en la zona
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Un misionero ha lanzado la voz de alarma desde Níger: la dictadura de la Yihad se ha instalado a cien kilómetros de la capital. El mensaje procede del misionero de la Sociedad Africana de Misiones, P. Mauro Armanino, y lo ha publicado la agencia FIDES. Según cuenta, los yihadistas que actúan en la frontera de Níger con Burkina Faso están lanzando este mensaje: conviértanse porque se acabó el tiempo”.
El último ataque tuvo lugar la tarde del 5 de febrero cerca de Bomoanga, el pueblo donde el 17 de septiembre fue secuestrado el misionero Pierluigi Maccalli. Según el P. Mauro los yihadistas "invitaron a los habitantes a poner en práctica lo que, según ellos, declaró el profeta del Islam: nada de fiestas, alcohol, tabaco, tala de árboles, o escuelas occidentales y cristianas. Las mujeres deben llevar velo y esto las protegerá, según ellos, de cualquier abuso. Los centros de salud o dispensarios se salvan de la destrucción porque consideran que ayudan a preparar el futuro de la islamización".
El misionero dice que los cristianos locales se ven obligados a "rezar en los hogares, en familia y en secreto, con los vecinos de confianza, en un país que reconoce formalmente la libertad de religión”. A su juicio se ha instalado una dictadura llamada Yihad que reestructura los estilos de vida, las opciones, las elecciones diarias y, sobre todo, infunde miedo como condición para alcanzar el objetivo establecido desde el secuestro del p. Pierluigi: erradicar la presencia cristiana en esa región.
En cuanto a la acción del Estado, este misionero explica que ya era una entidad apenas visible en el campo donde viven estos pobres agricultores de segunda categoría, ya había desaparecido incluso antes de que se desatara esta violencia. Y eso a pesar de que el ejército no está lejos de las áreas mencionadas. El P. Mauro habla desde la catedral dedicada a María, Madre del Perpetuo Socorro, en Niamey, la capital del país, a unos cien kilómetros de donde ya se ha instalado una verdadera dictadura yihadista.