El Papa Francisco declara santas a las 16 carmelitas que cantaron el 'Te Deum' antes de ser decapitadas en la Revolución Francesa

El Pontífice declara santas a las carmelitas de Compiègne  por la vía que se conoce como 'canonización equipolente', que no requiere de celebración solemne

Papa Francisco

Redacción Religión

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Las 16 monjas carmelitas ejecutadas durante la Revolución Francesa por defender su fe, y cuya historia se narró en 'Diálogos de Carmelitas', han sido declaradas santas por el Papa Francisco, por la vía que se conoce como 'canonización equipolente' (sin necesidad de rito ni celebración, pero que equivale a una canonización solemne).

Así se ha dado a conocer este miércoles, 18 de diciembre, después de que el Pontífice haya recibido al Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro.

Las carmelitas mártires de la ciudad gala de Compiègne fueron guillotinadas en París el 17 de julio de 1794. La historia de estas religiosas se dio a conocer con la obra 'Diálogos de carmelitas', escrita en 1949 por el escritor francés Georges Bernanos, donde se recrea sus asesinatos por odio a la fe.

A estas mártires se les conoce también como las 'teresianas', en alusión a la Beata Teresa de San Agustín, priora del monasterio carmelita de Compiègne donde se establecieron en 1641.

Las carmelitas se negaron a renunciar a sus votos monásticos

Las monjas, que se negaron a renunciar a sus votos monásticos, fueron llevadas de Compiègne a París, donde fueron juzgadas bajo la acusación de "maquinar contra la República", en plena Revolución Francesa.

Los revolucionarios juntaron a las prisioneras en un solo recinto. Todas ellas se encomendaron a la Virgen del Carmen y acordaron retractarse del juramento revolucionario, y no aceptar más imposiciones que comprometieran su fe. Cuando se solicitó que firmaran de nuevo el juramento, las carmelitas se negaron. Acto seguido, fueron acusadas de 'conspiradoras contra la revolución'.

Fueron trasladadas a París para ser encerradas en la prisión de la Conciergerie, que tenía la fama de ser la antesala de la guillotina. Allí establecieron una rutina de oración conventual sin temor a ser ajusticiadas. Las monjas, incluso, se las arreglaron para celebrar a la Virgen del Carmen el 16 de julio.

Aquel fue un día glorioso en la prisión, en el que se pudo respirar algo de serena alegría y solemnidad. Pero a la mañana siguiente, el 17 de julio de 1794, las 16 carmelitas comparecieron ante el Tribunal Revolucionario, que dictó pena de muerte para todas las religiosas por decapitación.

LAS MONJAS CANTARON EL 'TE DEUM' AL PIE DE LA GUILLOTINA Y BEATIFICADAS EN 1906

Al pie de la guillotina, las carmelitas cantaron el 'Te Deum', renovaron sus promesas y votos, y subieron una por una a entregar la vida, como ofrenda a Cristo. 

La ejecución tuvo lugar el 17 de julio de 1794 en la place du Trône-Renversé (plaza del Trono derribado, actualmente plaza de la Nación, en París). Fueron enterradas en fosas comunes en el cementerio de Picpus.

El proceso de santificar a las 16 carmelitas se inició en 1896 por el arzobispo de París, el cardenal Richard. Un paso importante se dio el 16 de diciembre de 1902, cuando el Papa León XIII declaraba venerables a las monjas. Se sucedieron los milagros, como una garantía de su santidad, y el 27 de mayo de 1905 Pío X declaraba beatas a aquellas “que, después de su expulsión, continuaron viviendo como religiosas y honrando devotamente al Sagrado Corazón”. La celebración tuvo lugar el 27 de mayo de 1906.