La pregunta que plantea Ángel Expósito ante la "bomba demográfica" que vive El Congo: "¿De qué van a comer?"

Durante su visita al país africano, el director de 'La Linterna' ha visitado el centro nutricional pediátrico de Kinshasa, donde sobreviven cientos de menores abandonados

Video thumbnail
00:00

Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

La explosión demográfica es una realidad en El Congo, país que recientemente ha visitado Ángel Expósito con el equipo de 'La Linterna', semanas antes de la visita que el Papa Francisco iba a realizar al país africano en julio, pero que finalmente se vio obligado a suspender por sus problemas de rodilla.

Desde el centro nutricional pediátrico de la ciudad de Kinshasa, Expósito ha revelado que de los ochenta millones de habitantes con los que cuenta El Congo, más de la mitad tienen menos de 16 años: “Es una bomba demográfica”, ha insitido el director de 'La Linterna'.

Pero las previsiones son de que la población aumente más del doble para el año 2050, cuando se prevé que el total de población alcance los 170 millones de habitantes, lo que supondría que el país contara con cien millones de jóvenes: “Ya me contarás de que van a comer”, lamenta Expósito en el vídeo grabado desde el centro pediátrico.

Solo en la ciudad de Kinshasa conviven unos diez millones de menores: “El problema de estos niños es que de generación en generación pasan casi como dote de una familia a otra, de un matrimonio a otro, acaban sobrando, casi considerados embrujados y los abandonan. O les recogen en sitios como este o muerte segura”, apunta el comunicador de COPE.

La historia del Padre Hugo

Durante su visita al país, Expósito ha visitado lugares sobrecogedores, y ha conocido la labor que desarrollan tantas personas para ayudar a la población congoleña. Uno de ellos es el Padre Hugo, un claretiano chileno de más de 80 años que sigue recogiendo a niños abandonados en las calles del Congo que padecen enfermedades como epilepsia, esquizofrenia o parálisis cerebral. Son las calles que hubiera recorrido el Papa Francisco en su viaje al país.

Obsesionado por ser misionero y médico en África, el padre Hugo llegó en 1981 a las misiones de Camerún, donde trabajó por once años sanando cuerpos y almas. Abrió consultorios para los más pobres y abandonados, en medio de un continente devastado por el sida, horrendas epidemias e infecciones propias de la pobreza y la falta de recursos higiénicos.

En 1989 llegó a la República Democrática del Congo con la misión de fundar un pequeño consultorio. En 2022 el consultorio es un hospital que recibe a más de 800 niños enfermos y necesitados totalmente gratis.

Y es que la vida en el interior del Congo es dura. Por eso, no es extraño que la mayoría de los habitantes de Kimbondo —como de muchos otros barrios periféricos de Kinshasa— sean familias de medios rurales que se han desplazado hacia la capital buscando una mejora económica, o medios para educar a los hijos.

Desgraciadamente, el último decenio ha sido especialmente inestable y el paro ha aumentado desorbitadamente, provocando un ambiente de miseria que la guerra no ha hecho más que empeorar.