Andrea Tornielli valora en TRECE la lucha de Benedicto XVI contra los abusos: "Quiso escuchar a las víctimas"

En 'Iglesia al Día', el director editorial del Vaticano ha desgranado el artículo publicado este miércoles, donde valoraba el informe de Múnich

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Redacción Religión

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El director editorial del Vaticano, Andrea Tornielli, ha expresado en 'Iglesia al Día' de TRECE que el artículo publicado este miércoles 26 de enero, en la que valoraba el informe de la diócesis de Múnich sobre los abusos, tiene como objetivo no olvidar “que no se puede cancelar todo lo que el Papa Benedicto XVI hizo en los últimos años como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe desde el año 2001 en adelante, y después cuando fue elegido Papa con todas las normas y leyes que promulgó para combatir la pederastia clerical y este fenómeno tremendo sobre el abuso a menores”.

Asimismo, ha reivindicado a Benedicto XVI como el primer Papa que, viajando por el mundo, “siempre quiso encontrarse con las víctimas, escucharlas y demostrarle cercanía pidiendo perdón por parte de la Iglesia por lo que había pasado”.

Sobre el informe de Múnich Andrea Tornielli espera que ayude a una búsqueda de la verdad, “pero sin hacer procesos sumarios, sun buscar culpables y actuar como una reflexión de una memoria colectiva, pidiendo perdón”.

En este sentido, el director editorial vaticano ha señalado que Joseph Ratzinger, durante su Pontificado, “mostró un rostro de la Iglesia penitencial, que no tiene miedo de pedir perdón. Él dijo que el ataque más grande contra la Iglesia no llega desde afuera, sino desde el interior y del pecado de la Iglesia. Fue un Papa reformador que dio pasos muy importantes en la lucha contra la pederastia, y esto no se puede cancelar”, ha expresado en 'Iglesia al Día'.

Un camino, ha subrayado Tornielli, que ha continuado el Papa Francisco en los últimos años: “Llamó a Roma a representantes de las conferencias episcopales para discutir sobre este tema. Se publicó el 'Vademecum' pero lo más importante es el cambio de mentalidad. Es necesario mostrar cercanía a las victimas. Las víctimas no son enemigos de la Iglesia, sino personas que tienen que ser acompañadas, acogidas y escuchadas”, ha puntualizado.

En el artículo del responsable editorial del Vaticano, se recalca que Joseph Ratzinger, como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ya había combatido los abusos en la última fase del Pontificado de San Juan Pablo II, con el que había sido un estrecho colaborador, una vez convertido en Papa: “Promulgó normas durísimas contra los clérigos abusadores, verdaderas leyes especiales para combatir la pederastia. Además, Benedicto XVI dio testimonio, con su ejemplo concreto, de la urgencia del cambio de mentalidad tan importante para combatir el fenómeno de los abusos: escuchar y estar cerca de las víctimas a las que siempre hay que pedir perdón”.

Tornielli ha señalado que durante demasiado tiempo, “los niños maltratados y sus familiares han sido mantenidos a distancia, en lugar de ser considerados como personas heridas a las que hay que acoger y acompañar por caminos de curación. Desgraciadamente, a menudo han sido distanciados e incluso señalados como "enemigos" de la Iglesia y de su buen nombre”.

En este sentido, recuerda que el propio Papa Emérito fue el primer Pontífice que se reunió con las víctimas de abusos varias veces durante sus Viajes Apostólicos: “Fue Benedicto XVI, incluso en contra de la opinión de muchos autodenominados "Ratzingeristas", quien, en medio de la tormenta de escándalos en Irlanda y Alemania, propuso el rostro de una Iglesia penitente, que se humilla pidiendo perdón, que siente consternación, remordimiento, dolor, compasión y cercanía”.

“Es precisamente en esta imagen penitencial donde reside el corazón del mensaje de Benedicto. La Iglesia no es un negocio, no se salva sólo por las buenas prácticas o por la aplicación, aunque indispensable, de normas estrictas y eficaces. La Iglesia necesita pedir perdón, ayuda y salvación a quien puede darlo, al Crucificado que siempre ha estado del lado de las víctimas y nunca de los verdugos”, ha agregado Andrea Tornielli.

Además, se ha remontado en el artículo a mayo de 2010, durante el vuelo a Lisboa, cuando Benedicto XVI reconoció que "los sufrimientos de la Iglesia provienen precisamente del interior de la Iglesia, del pecado que existe en la Iglesia".