Antonio Pelayo, sobre el legado de Benedicto XVI en la Iglesia: "Ha sido un gran beneficio tenerle como Papa”
El periodista ha trazado los rasgos más destacados de la personalidad y del Pontificado destacando que en sus últimos años "ha estado rodeado de un respeto extraordinario"
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La lucha contra los escándalos sexuales y las primeras reformas en el sistema de las finanzas vaticanas, son los dos aspectos más destacados del Pontificado de Benedicto XVI para el periodista y sacerdote Antonio Pelayo, que ha repasado en una entrevista concedida a la corresponsal de COPE en el Vaticano, Eva Fernández, la trayectoria del Papa alemán fallecido este 31 de diciembre a los 95 años de edad.
“La lucha de las primeras decisiones para evitar el escándalo de los abusos sexuales sobre personas menores lo tomó él, contradiciendo algunas de las fragilidades del pontificado de Juan Pablo II o de sus colaboradores, para dejarlo más claro”, ha expresado Pelayo.
No obstante, para el sacerdote lo que mejor define a la figura de Ratzinger es su dimisión y “su rica producción teológica”, reflejada en los tres volúmenes que dedicó a la vida de Cristo: “Esas dos cualidades, me parece, que son realmente las más significativas. Luego pues como él mismo dijo, Benedicto gobernó poco, gobernó ocho años, pero no fue de estos papas imperativo. Él dejó muchas de las cosas de su gobierno al cardenal secretario de Estado Tarcisio Bertone, que debo decir, no fue su mejor elección por no decir que que fue quizá la más equivocada, de manera que Bertone acabó siendo un vice-Papa, cosa que no corresponde para nada a la figura del secretario de Estado”, ha reconocido Pelayo en la conversación con Eva Fernández.
Así vivió Antonio Pelayo la renuncia de Benedicto XVI: “Había confusión”
Sin duda, el 11 de febrero de 2013 fue una fecha histórica en la vida de la Iglesia, cuando Benedicto XVI anuncia su renuncia. Hacía 700 años que un Papa no lo hacía, lo que fue un verdadero huracán mediático. Antonio Pelayo vivió aquel momento en su casa. Aquel día Ratzinger convocó este famoso consistorio en principio para unas canonizaciones, al que los periodistas no prestaban especial atención.
Pero todo cambió en cuestión de segundos, cuando al final de su intervención, Benedicto XVI comenzó a hablar en latín, idioma que el periodista vallisoletano domina.
“Enseguida me di cuenta de que ahí había un anuncio, pero que ya no pude captar en su totalidad, pero era un anuncio especial que el Papa hacía en latín. En cuanto acabó, la televisión concluyó la transmisión sin hacer ningún comentario. Yo me fui rápido en taxi a la sala de prensa, a ver que pasa y ahí fue donde ya me encontré con la confirmación”, recordaba.
La sorpresa fue total, se abría una nueva página en la historia de la Iglesia. La confusión era la nota dominante, especialmente los primeros días. Las preguntas se sucedían ante la falta de precedentes cercanos: ¿Cómo se va a llamar? ¿Cómo se va a vestir? ¿Dónde va a vivir?
“Esa confusión se reflejaba en lo que nosotros teníamos que contar a nuestros telespectadores o a nuestros lectores. No podrías aventurarte a decir esto va a suceder de esta manera o de la otra, porque no había ningún dato fehaciente. Luego ya se ha ido construyendo, aunque yo sigo pensando que ese es un Estatuto que deberá estudiarse y que deberá formularse con mucha más precisión, porque estoy también convencido de que el gesto de Benedicto va a ser repetido, no va a ser un caso único en la historia de la Iglesia, probablemente otros papas, yo no digo que este o el que venga, pero otros Papas van a ser también papas eméritos”, ha vaticinado Pelayo.
Se ponía así punto y final a ocho años de Pontificado que, a juicio de Antonio Pelayo, irá adquiriendo mayor importancia con el paso del tiempo por tratarse de un periodo “sólido en lo teológico, mucho más valiente o muy valiente en zanjar situaciones como el caso de los abusos sexuales y el comienzo de la reforma económica de la Santa Sede. Yo creo que para la Iglesia ha sido un gran beneficio tenerle como Papa”, ha opinado.
La relación entre Benedicto XVI y Francisco: “No ha habido nunca enfrentamiento”
Otro de los interrogantes que surgió tras la elección de Francisco como Sucesor de Pedro es cómo sería la convivencia entre un papa emérito y un papa reinante. En este sentido, Antonio Pelayo ha hecho hincapié en que la relación entre ambos a lo largo de esta década ha sido fraterna, cordial, y más estrecha de lo que se podría pensar.
“Yo estoy convencido que el contacto entre ellos es mayor del que sabemos – la entrevista se realizó antes de la muerte de Benedicto XVI- como también estoy convencido de que las grandes decisiones que Francisco ha tomado, no las ha tomado nunca sin haberlo previamente hablado con Benedicto. Y yo creo que entre los dos existe un entendimiento muy superior al enfrentamiento que se ha querido establecer entre ellos, porque es evidente que de una parte y de la otra habido sectores extremistas que les han querido enfrentar. No ha habido nunca enfrentamiento, habrá podido haber probablemente alguna discordancia, o alguna discontinuidad de pensamiento, pero enfrentamiento yo los excluyo absolutamente”, ha señalado.
Los últimos años de Benedicto XVI: “Está rodeado de un respeto extraordinario”
La trayectoria de Joseph Ratzinger es dilatada, intensa e interesante, que podría haber sido diferente si Juan Pablo II hubiera aceptado su renuncia como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo que hubiera supuesto el regreso a Baviera, como tenía previsto. Algo de lo que da fe Antonio Pelayo como uno de los periodistas que mejor conocen los intramuros vaticanos.
“Se sabe que tenía previsto ya la casa donde iba a vivir en Baviera y el gato que le iba a acompañar. Él había previsto una vejez tranquila, estudiosa, bávara, por tanto rodeado de sus alumnos, de sus queridos feligreses. Y bueno, el Papa Juan Pablo frustró todo eso. Luego de los ocho años de su Pontificado elige quedarse en el Vaticano, contrariamente a lo que muchos habían pensado. Yo creo que ahí también tuvo una gran iluminación, que era mejor quedarse en el Vaticano que no retirarse a Baviera, donde habría sido más manipulado”.
En estos últimos años, ha relatado el sacerdote y periodista, Benedicto XVI ha permanecido en el monasterio Mater Ecclesiae llevando una vida de oración, lectura y contestando las cientos de cartas que recibía: “Son cartas que él dicta, pero que llegan. Él dedica mucho tiempo a la correspondencia, y recibe cada vez como sabemos menos visitas”.
Preguntado por cómo ha esperado su final estos años, Pelayo cree que lo ha hecho “con gran paz, con gran tranquilidad. Afortunadamente sabemos que no tiene sufrimientos particulares, tiene una gran debilidad, tiene el estar acompañado por una familia, etc. Él está rodeado de un respeto extraordinario de todo el mundo, que le visita, de todos los guardianes que tiene alrededor suyo y sobre todo creo que se sabe, acompañado del amor y de la estima del Pontífice reinante”.