La audiencia ha permitido a los asistentes en San Pedro escuchar a Francisco y despedirse de Benedicto XVI

Estos dos acontecimientos han motivado que en la mañana de este miércoles la Plaza de San Pedro y sus accesos estén más concurridos que en los dos días anteriores

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Redacción Religión

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La audiencia general de los miércoles ha hecho que miles de personas hayan llenado las inmediaciones del Vaticano para escuchar a Francisco en el Aula Pablo VI y también para rezar y dar su último adiós a Benedicto XVI. Estos dos acontecimientos han motivado que hoy la Plaza de San Pedro y sus accesos estén más concurridos que en los dos días anteriores.

Los controles de seguridad siguen siendo exhaustivos por parte de la Gendarmería, la Policía y la Guardia de Finanza. Una vez pasado un primer control en el exterior de la Plaza de San Pedro es necesario cruzar un arco de seguridad en la columnata despojándose de mochilas, bolsos y objetos metálicos, como si uno estuviera en un aeropuerto.

La fila de acceso a la basílica transcurre con fluidez y se dan algunas pequeñas aglomeraciones justo antes de cruzar sus puertas. Junto a los restos mortales de Benedicto XVI, su secretario personal Georg Gänswein continúa recibiendo muestras de afecto y cariño por parte de diplomáticos, obispos y cardenales, y también de algunos fieles que se acercan de forma espontánea -ante el nerviosismo y la incomodidad del servicio de orden de la basílica- para estrechar su mano e intercambiar unas palabras.

Mari Angeles vino con su yerno Manuel y sus nietos María a y Manuel a pasar el fin de año a la Ciudad Eterna. Esta familia de Huelva destaca que ha sido muy especial y emocionante ver a los dos papas, primero a Francisco en la audiencia y posteriormente a Benedicto XVI, ante quien han podido rezar y mostrar sus respetos.

“Hemos venido de vacaciones a Roma y el primer día nos coincidió con la muerte de Benedicto XVI. No nos podíamos ir sin rezarle. Hemos visto a dos papas seguidos, el vivo y el muerto. Es algo especial y me ha llamado la atención, le he rezado mucho”, ha relatado Manuel.

“Pensamos que no íbamos a poder visitarlo por su muerte y hemos podido. Hemos estado en la audiencia del papa y hemos visto al emérito”, secunda María.

En Roma ya se puede ver a obispos y cardenales procedentes de diversas partes del mundo. El cardenal Antonio Canizares camina por la Plaza de San Pedro y recibe muestras de afecto por parte de algunos de los pocos españoles que hay estos días en el Vaticano en comparación con otras nacionalidades. Dos de los españoles que saludan al arzobispo emérito de Valencia son María Pía y Javier, un matrimonio de Navarra que tomó esta semana un vuelo desde Bilbao para venir a Roma a dar gracias por el pontificado de Benedicto XVI y a asistir mañana a su funeral.

Un Papa emérito al que algunos ya asocian a una frase que se escuchó cuando falleció San Juan Pablo II: "santo súbito", como ha exclamado el navarro que cogió un avión al conocer la muerte de Ratzinger.

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