Consejo Mundial de Iglesias: Con Benedicto XVI «las viejas rencillas» se quedaron a un lado

El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) ha valorado positivamente la contribución de Benedicto XVI al diálogo ecuménico. «Afirmó constantemente como irreversible la profunda implicación de la Iglesia católica romana en el ecumenismo, especialmente para responder a las cuestiones desafiantes para la Iglesia en el mundo», destaca su secretario general en funciones, el rumano Ioan Sauca. El reverendo Jerry Pillay, de la Iglesia presbiteriana de Sudáfrica, que fue elegido por el comité central del organismo el pasado mes de junio, todavía no ha asumido el cargo.

Sauca ha expresado en una declaración el «más sentido pésame» del organismo y ha señalado que Benedicto XVI fue el primer Papa procedente de un país con un equilibrio más o menos equitativo entre protestantes y católicos. Recuerda, asimismo, que el Papa emérito fue en su día uno de los miembros de la delegación católica en la Comisión de Fe y Constitución del CMI, y valora positivamente su contribución al ecumenismo. «Poco tiempo después de que Benedicto se convirtiera en Papa, las viejas rencillas que habían impedido las reuniones de la comisión de diálogo católico-ortodoxa se hicieron a un lado», indica.

Para el secretario general en funciones del CMI, el Papa Ratzinger «demostró tanto valor en su liderazgo como en sus escritos y pronunciamientos».

Fundado en 1948, el CMI congrega actualmente a 352 Iglesias, denominaciones y fraternidades cristianas que representan a 580 millones de fieles en 120 países. De él forman parte la mayoría de las Iglesias ortodoxas, decenas de Iglesias anglicanas, bautistas, luteranas, metodistas y reformadas, y numerosos Iglesias unidas e independientes. La Iglesia católica no está entre sus miembros, aunque mantiene una estrecha colaboración con la institución. El Papa Francisco visitó su sede en Ginebra el 21 de junio de 2018, con ocasión del septuagésimo aniversario del organismo.