Así ha sido la misa del Papa para Cáritas Internacional
El Papa Francisco ha celebrado una misa por la XXI Asamblea General de Cáritas Internationalis
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Con ocasión de la XXI Asamblea General de Cáritas Internationalis, el Papa Francisco ha celebrado una misa en la Basílica de San Pedro concelebrada por el presidente de Cáritas y Arzobispo de Manila (Filipinas), Cardenal Luis Antonio Tagle, y por numerosos obispos de varios países.
En su homilía, inspirada en la lectura de los Hechos de los Apóstoles (Hch 15: 7) en el que se narra cómo fue la “primera gran reunión de la historia de la Iglesia”, el Santo Padre profundizó sobre el dilema al que se enfrentaban los discípulos de Jesús cuando los gentiles comezaron a convertirse a la fe cristiana: ¿tienen estos que adaptarse, como los demás, a todas las normas de la ley antigua? Una cuestión compleja, una decisión difícil de tomar puesto que el Señor ya no estaba presente.
Uno podría preguntarse: ¿por qué Jesús no dejó una sugerencia para resolver al menos este primer "gran debate" (Hechos 15: 7)? Una pequeña indicación hubiera sido suficiente para los apóstoles, que durante años habían estado con él todos los días. ¿Por qué Jesús no siempre dio reglas claras y rápidas de resolución?
Jesús no quiere que la Iglesia sea un modelo perfecto
El Papa señala aquí la tentación de la eficiencia, “de pensar que la Iglesia está bien si tiene todo bajo control, si vive sin conmociones, con la agenda siempre en orden”.
Pero el Señor no procede así- añadió Francisco- subrayando que de hecho no envía una respuesta a sus seguidores, sino que les envía al Espíritu Santo. “Y el Espíritu no viene con la agenda, viene como fuego- explicó el Pontífice- Jesús no quiere que la Iglesia sea un modelo perfecto, que da la bienvenida a su propia organización y es capaz de defender su buen nombre. Jesús no vivió así, sino en el camino, sin temer las conmociones de la vida. El evangelio es nuestro programa de vida.
Humildad, escucha y comunión
Por otra parte, el Obispo de Roma, destacó tres elementos esenciales para la Iglesia en su camino, que aprendemos en la lectura de este relato evangélico: la humildad de escuchar, el carisma de estar juntos y el valor de la renuncia. Empezando por el final, es decir por el coraje de la renuncia, Francisco afirmó que el resultado de esa gran discusión entre los discípulos no era la imposición de algo nuevo, sino tener que dejar algo viejo, en definitiva, renunciar. La identidad religiosa de los primeros cristianos estaba en juego. Sin embargo, ellos eligieron que el anuncio del Señor es lo primero y vale más que todo. Por el bien de la misión, decidieron anunciar a Dios a todos.
El segundo elemento que destacó el Sucesor de Pedro en su homilía fue la humildad de escuchar: “La humildad nace cuando, en lugar de hablar, escuchamos; Cuando dejas de estar en el centro”, dijo Francisco- como hicieron los primeros cristianos en aquel entonces, dejando que hablaran unos y otros, estando dispuestos a escuchar a todos con el corazón abierto, sin imponer y con tolerancia a los cambios.
Dios es amor: permanecer cerca de El Buen Pastor
Asimismo, el último elemento sobre el que profundizó el Papa fue el carisma del estar juntos, el carisma del conjunto. “Para cada uno estos primeros cristianos, en primer lugar, no había preferencias y estrategias propias, sino ser y sentirse Iglesia de Jesús, reunidos alrededor de Pedro, en la caridad que no crea uniformidad, sino comunión”, aseveró el Pontífice, haciendo hincapié en que “nadie lo sabía todo, nadie tenía el conjunto de carismas, pero cada uno tenía el carisma del conjunto”.
Finalmente, el Santo Padre recordó la clave está en las palabras de Jesús que nos dice “Permaneced en mi amor”, y cómo podemos hacer esto posible? Parmaneciendo cerca de él... ya que mientras que las voces del diablo y el mundo conducen a la división, la voz del Buen Pastor forma un rebaño. Y así, la comunidad se basa en la Palabra de Dios y permanece en su amor. Por ello - concluyó diciendo el Papa- pidamos la gracia de aceptar el camino indicado por la Palabra de Dios: humildad, comunión, renuncia.