El cariñoso gesto del Papa Francisco con la madre de Vincent Lambert
El Papa Francisco ha querido tener un gesto con la madre de Vincent Lambert, francés que ha fallecido el pasado 11 de julio
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El Papa Francisco expresó por teléfono su cercanía Viviane, madre de Vincent Lambert, antes de la muerte de su hijo. El hombre falleció el pasado 11 de julio tras ser privado de comida y agua por un tribunal. Confirmó este gesto del Santo Padre, al ser preguntado por Vatican News, Alessandro Gisotti, Director “ad interim” de la Oficina de Prensa del Vaticano.
Francisco prestó gran atención a la dramática vicisitud de Vincent, enfermero francés de 42 años, en estado vegetativo o de conciencia mínima tras un accidente de tráfico en 2008. El pasado 2 de julio, los médicos del hospital francés de Reims, donde fue hospitalizado, interrumpieron su alimentación e hidratación, considerando que la continuación del tratamiento era una obstinación irrazonable; sin embargo, no se trataba de un hombre en fin de vida, su corazón latía espontáneamente y respiraba de forma autónoma.
No es una civilización si elimina a las personas no consideradas dignas de vivir
De este modo, a Vincent se le procuró la muerte por hambre y sed. Pocas horas después de su fallecimiento, el Papa quiso dar a conocer al mundo con un tweet su oración e hizo un llamamiento:
Que Dios Padre acoja a Vincent Lambert en sus brazos. No construyamos una civilización que elimine a las personas cuyas vidas consideramos que no son dignas de ser vividas: toda vida tiene valor, siempre.
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En un tweet del día anterior, el 10 de julio, Francisco no mencionaba expresamente a Lambert, pero se refería claramente a él, teniendo muy presente los tantos casos similares al suyo:
"Recemos por los enfermos que están abandonados y los que se deja morir. Una sociedad es humana si tutela la vita, toda vida, desde el inicio hasta su término natural, sin elegir al que es digno o no de vivir. Que los médicos sirvan la vida, que no la quiten"
Dios es el único dueño de la vida
En cambio lo había citado públicamente dos veces, un hecho bastante raro en los llamamientos pontificios: los días 15 y 18 de abril de 2018, acercando su nombre al del pequeño Alfie. Había invitado a orar “para que cada enfermo sea siempre respetado en su dignidad y atendido de manera adecuada a su condición, con la contribución concertada de los familiares, los médicos y los demás agentes sanitarios, con gran respeto por la vida”. Y había reiterado con fuerza “que el único dueño de la vida, desde su inicio y hasta su fin natural, es Dios” y que “nuestro deber es hacer todo lo posible para custodiar la vida”.
Amar la vida es cuidar del otro
Francisco, como sus predecesores, defiende la vida – y toda vida – en una sociedad que corre el riesgo de crear cada vez más “descartes humanos”: niños, ancianos, enfermos y pobres. El discurso que dirigió a los participantes en un encuentro organizado por la Asociación Ciencia y Vida el 30 de mayo de 2015 sigue siendo memorable y ejemplar:
El nivel de progreso de una civilización se mide precisamente por la capacidad de custodiar la vida, sobre todo en sus fases más frágiles, más que por la difusión de instrumentos tecnológicos. Cuando hablamos del hombre, nunca olvidemos todos los atentados a la sacralidad de la vida humana. La plaga del aborto es un atentado a la vida. Es atentado a la vida dejar morir a nuestros hermanos en las pateras en el canal de Sicilia. Es atentado a la vida la muerte en el trabajo por no respetar las mínimas condiciones de seguridad. Es atentado a la vida la muerte por desnutrición. Es atentado a la vida el terrorismo, la guerra, la violencia; pero también la eutanasia. Amar la vida es ocuparse siempre del otro, querer su bien, cultivar y respetar su dignidad trascendente.