La historia de Nicolás Bunkerd Kitbamrung, el primer beato tailandés
El beato tailandés murió mártir en 1944 por la tuberculosis que contrajo en la propia cárcel
Roma - Publicado el - Actualizado
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Hace ahora 350 años el cristianismo llegó oficialmente a Tailandia, el antiguo reino de Siam. En realidad, un siglo antes, en 1567 habían desembarcado los primeros misioneros, dos frailes dominicos portugueses. Les siguieron los franciscanos y jesuitas, hasta que durante el papado de Clemente IX, en 1669 se instituyó oficialmente la misión de Siam. Aunque el nombre oficial del primer mártir tailandés de la época moderna es el de Nicolás Bunkerd Kitbamrung, en realidad es conocido por todos como el Padre Benedikto Chunkim.
El P. Chunkím fue encarcelado en la época en la que la iglesia católica fue perseguida en este país y murió mártir en 1944 por la tuberculosis que contrajo en la propia cárcel, agravada por las vejaciones y malos tratos que sufrió en prisión. Nació el 31 de enero de 1895 en una familia católica y a los 13 años ya quiso ser sacerdote. Fue ordenado el 24 de enero del año 1926 en la catedral de Bangkok.
Su primera misión no fue fácil, porque el obispo le pidió que viajara por el norte del país para intentar recuperar a los católicos que habían abandonado la fe por falta de asistencia personal. La zona era montañosa y los católicos estaban dispersos por los poblados, pero el P. Chunkin se dedicó durante 7 años a visitarlos casa por casa. A los ojos de todos, católicos y budistas, el P. Chunkim destacaba por su entrega y dedicación a y por su vida de oración.
La situación se complica con la guerra
Todo cambió para los católicos cuando comenzó la terrible guerra entre Francia e Indochina. Se comenzó a sospechar de los misioneros franceses y de los tailandeses que se habían convertido al catolicismo, puesto que se les consideraba traidores a su cultura y a su patria. Desde el siglo XVII la evangelización de Siam se había llevado a cabo por la Sociedad de Misiones Extranjeras francesa, y casi se podría decir que identificaban a la iglesia católica como una intromisión de la cultura francesa en el país.
Comenzó una persecución con el objetivo claro de que renegaran del catolicismo y se convirtieran al budismo. La táctica que utilizaron dio fruto, puesto que a través de los grupos llamados “Thai Blood”, que ejercían de policía étnica, amenazaban a los católicos con prácticas persuasivas, como negarse a venderles comida o en el caso de que tuvieran algún negocio, prohibían que se les compraran sus productos, y también se les impedía utilizar el transporte público. Poco a poco se cerraron las escuelas católicas y los seminarios. También se destruyeron iglesias mientras las autoridades afirmaban que la persecución no existía. Pronto comenzaron las detenciones.
El P. Nicolas continuaba reconfortando a la comunidad católica que resistía, pero fue detenido junto con ocho feligreses que habían acudido a su Misa el 12 de enero de 194. La excusa fue que no habían respetado el toque de queda que las autoridades habían establecido. Un tribunal militar le acusó de conspirar contra la nación y fue condenado a quince años de cárcel. Al poco tiempo de haber sido encerrado en una celda pequeña y fría contrajo tuberculosis. Junto a la enfermedad sufrió torturas y le utilizaban para realizar trasfusiones de sangre a soldados enfermos, en cantidades mayores de las que podía soportar, lo que contribuyó a debilitarle todavía más. Mientras estaba en prisión siguió haciendo un apostolado tenaz con el resto de prisioneros y llegó a bautizar a unas 66 personas.
El obispo, mientras tanto intentaba inútilmente sacarle de la cárcel, pero no le permitieron ni siquiera administrarle los últimos sacramentos. A los 3 años de su detención, el 12 de enero de 1944, moría en la cárcel de tuberculosis. Fue beatificado por el papa san Juan Pablo II el día 5 de marzo del año 2000, sus restos están enterrados en la Catedral de la Asunción de Bankogk, y en el santuario dedicado a su memoria se conservan varias reliquias, ante las que rezará el Papa Francisco