El Papa Francisco asegura que son los mayores los que irradian esperanza a los jóvenes
En su cuenta de X, el Pontífice ha reclamado una "nueva alianza" entre jóvenes y ancianos días antes de que la Iglesia celebre la IV Jornada Mundial de Abuelos y los Mayores
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El Papa Francisco ha reclamado una “nueva alianza” entre jóvenes y ancianos para que estos últimos sean el canal que irradie esperanza a las nuevas generaciones.
Un mensaje que ha transmitido a través de su cuenta de X (antiguo Twitter) días antes de que se celebre la IV Jornada Mundial de Abuelos y los Mayores, que la Iglesia celebra este domingo, 28 de julio bajo el lema 'En la vejez no me abandones'.
“Muchas veces, gracias a una caricia suya hemos vuelto a levantarnos, hemos reanudado el camino, nos henos sentido amados, sanados por dentro”, ha recalcado Francisco en su mensaje para este año.
En la homilía con motivo de esta jornada el pasado año, Jorge Mario Bergoglio ponía en el centro de su reflexión la alianza entre abuelos y nietos. En ella Francisco les propuso tres parábolas.
En la historia humana coexisten las luces y las sombras
La primera parábola fue la del trigo y la cizaña, que crecen juntos: “El cristiano, animado por la esperanza en Dios, no es un pesimista, ni tampoco un ingenuo que vive en el mundo de las fábulas, que actúa como si no viese el mal y dice que ‘todo va bien’. No, el cristiano es realista, sabe que en el mundo hay trigo y cizaña, y se mira dentro, reconociendo que el mal no llega sólo ‘desde fuera’, que no es siempre culpa de los demás, que no es necesario ‘inventar’ enemigos que combatir para evitar arrojar un poco de luz en su interior”.
Nueva alianza entre jóvenes y mayores
La segunda parábola sobre la que reflexionó el Papa Francisco fue el del grano de mostaza que al inicio es pequeño e invisible, pero cuando crece se convierte en un árbol robusto. Así es nuestra vida dijo el Papa, venimos al mundo, nos hacemos adultos y después ancianos, como un árbol que ya no vive para sí mismo, sino para los demás.
“Pienso en los abuelos, hermosos como estos árboles frondosos, bajo los cuales los hijos y los nietos realizan sus propios “nidos”, aprenden el clima de familia y experimentan la ternura de un abrazo. Se trata de crecer juntos. El árbol exuberante y los pequeños que necesitan del nido, los abuelos con los hijos y los nietos, los ancianos con los más jóvenes”.
No olvidar a los mayores
Finalmente, la tercera parábola sobre la que reflexionó el Santo Padre fue el de la levadura y la harina, una mezcla que hace crecer toda la masa. El Pontífice dijo que este verbo conlleva la mística del vivir juntos, de encontrarnos y nos ayuda a vencer el individualismo y los egoísmos.
“Estemos atentos, para que nuestras aglomeradas ciudades no se conviertan en ‘concentrados de soledad’; para que la política, que está llamada a proveer a las necesidades de los más frágiles, no se olvide precisamente de los ancianos, dejando que el mercado los relegue a ‘descartes improductivos’”.