El Papa Francisco critica a los fieles que priorizan el "yo, mi, conmigo" y se creen "mejores que los otros"

Los templos de las diócesis de todo el mundo se unen este viernes y sábado (17 y 18 de marzo) en la jornada '24 horas para el Señor'. Se trata de una invitación del Papa Francisco para vivir un encuentro con el Señor y propiciar la reconciliación con Él a través del sacramento de la penitencia. Un carácter penitencial que marca el lema de cada año y que en esta ocasión es 'Ten piedad de mí, que soy un pecador'.

El Santo Padre ha celebrado este viernes la liturgia penitencial en la parroquia de Santa Maria delle Grazie al Trionfale en Roma, donde ha criticado a aquellos fieles que se consideran superiores y priorizan el "yo, mi, conmigo", juzgando otras realidades, como a los divorciados: "¿Tu corazón es así? Irás al infierno", ha alertado en su homilía.

También el Pontífice argentino ha arremetido contra aquellos que son "demasiado ricos de sí mismos y de su propia valía religiosa" porque priorizan su posición a Dios: "Cuantas veces en parroquia sucede esto. 'Yo soy de la Acción Católica', 'Yo ayudo al cura', 'Yo, yo, yo'. ¡Cuántas veces sucede creerse mejores que los otros. Que cada uno piense si alguna vez le ha ocurrido en su corazón", ha instado a la asamblea.

Francisco indicó que "muchas veces los católicos limpios entre comillas se sienten justos porque van a la parroquia, porque el domingo van a misa y presumen de ser justos". "¿Qué ha sucedido? Que el puesto de Dios lo ha ocupado el propio Yo. El lugar de Dios lo ha ocupado con su 'yo'", ha lamentado.

Por ello, el obispo de Roma ha recordado que el Señor llega a nosotros cuando tomamos distancia de nuestro yo presuntuoso. "Pensemos: ¿Yo soy presuntuoso? ¿Me creo mejor que los otros? ¿Yo miro así un poco con desprecio?", ha cuestionado.

Al final de su homilía, el Sucesor de Pedro ha pedido "un examen de conciencia" en este periodo de Cuaresma que estamos viviendo: "No nos escondamos detrás de la hipocresía de las apariencias, sino confiemos a la misericordia del Señor nuestras oscuridades, nuestros errores y nuestras miserias", ha sostenido.

Y se dirigió directamente a los confesores: "Por favor, perdonad todo, perdonad siempre. El sacramento de la confesión no está para torturar, sino para dar paz. Perdonad todo, todo, todo, como Dios os perdonará a vosotros".