La visita que ha recibido el Papa Francisco durante la Misa que ha emocionado a toda la comunidad cristiana
Liberada este sábado tras casi cinco años de cautiverio en Mali, la franciscana colombiana Gloria Cecilia Narváez ha acudido a la Misa con motivo de la apertura del Sínodo
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La Santa Misa oficiada este domingo, 10 de octubre, por el Papa Francisco en el Vaticano con motivo de la apertura del Sínodo de los Obispos en octubre de 2023, ha contado con una presencia que, sin duda, llena de júbilo a la comunidad cristiana de todo el mundo. Se trata de Gloria Cecilia Narváez, la religiosa franciscana liberada hace apenas unas horas tras cuatro años y medio de secuestro en el sur de Malí por parte de un grupo de radicales pertenecientes a Al Qaeda.
La presidencia de Malí informaba este sábado de la liberación de la hermana colombiana de 58 años secuestrada desde febrero de 2017: "Liberada este día 9 de octubre la religiosa colombiana Gloria Narváez. Fue secuestrada en Karangasso, en el círculo de Koutiala, en la frontera entre Malí y Burkina Faso. La Presidencia de Malí saluda el coraje y la valentía de la hermana", publicaba el Gobierno del país africano en sus redes sociales.
Tras recuperar su libertad, Gloria Cecilia Narváez puso rumbo a Roma, asistiendo a la Misa oficiada por el Santo Padre. Francisco ha tenido la oportunidad de saludarla personalmente tras su largo cautiverio.
La historia de la hermana Gloria Cecilia
A lo largo de estos casi cinco años de cuativerio, han sido muchas las informaciones relativas al estado de salud de la franciscana colombiana, muchas de ellas inquietantes, como la manifestada el pasado mes de febrero por la hermana Noemí Quesada, ex Superiora General de su Congregación.
“Pedimos urgentemente a los secuestradores que la liberen cuanto antes, porque no está bien de salud. La hermana Gloria está sufriendo mucho, al igual que la Congregación y su familia. Que Dios, que es el Padre de todos, nos ayude en esta petición. En nuestro dolor nos sentimos impotentes ante este secuestro sin precedentes, y pedimos a la comunidad cristiana sus oraciones y a la comunidad internacional que no olviden que en el secuestro de una persona se apodera una parte de nuestra humanidad", expresaba.
Desde temprana edad, la hermana Gloria Cecilia demostró sus cualidades como educadora y, como tal, se preparó para servir en este campo. Han sido muchas las instituciones educativas en las que ha trabajado. El Colegio de Samaniego, en el sur de Colombia fue el último instituto en el que fue Directora, luego dio sus primeros pasos como misionera en el sur de México, en Apatzingán.
Tras una preparación especial, fue enviada a África. Seis años le bastaron para quedar profundamente encantada con su gente. La Congregación la envió entonces como responsable del trabajo a Malí. Allí acompañó a las hermanas de su comunidad que realizan su servicio misionero en el centro de salud, en un hogar para niños huérfanos, en un centro de promoción de la mujer, que incluye un proyecto de alfabetización para 700 mujeres de los pueblos, y en la catequesis de los niños y jóvenes de la zona.
El último acto heroico de generosidad y amor fue cuando la secuestraron, como cuenta la hermana Noemí: "Cuando los secuestradores detuvieron a una de las hermanas de la comunidad, ella salió de su escondite y les dijo: "Soy la mayor, la responsable, déjenla ir". Entonces los secuestradores liberaron a la monja y se llevaron a la hermana Gloria".