Comunidades que REGALAN vida
Este es el empeño de la Diócesis de Palencia para la Cuaresma. Con cinco propósitos: discernir, escuchar, crear futuro, reconciliar y dignificar
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Os cuento: estamos a las puertas del II Domingo de Cuaresma y, en la Diócesis de Palencia, nos hemos propuesto caminar hacia ser “Comunidades que REGALAN vida”. Un lema que es, en sí mismo, un anhelo, en sintonía con la apuesta de la programación pastoral para este curso: “Acoger, vivir... ser regalo”.
La Delegación de Liturgia de la Diócesis, en colaboración con algunas parroquias, nos ha ofertado un itinerario, un camino a lo largo de los cinco domingos de este tiempo litúrgico... Para vivir y aprovechar una Cuaresma que es un camino con varias direcciones: un camino hacia Dios que nos busca y espera; un camino al interior más profunda de cada persona; y un camino hacia a la sociedad de la que formamos parte, desde la que Dios llama y a la que servimos.
Y, con cinco verbos -uno para cada domingo de Cuaresma- con cinco actitudes, cinco propósitos que nos ayuden a “regalar vida”: DISCERNIR, ESCUCHAR, CREAR FUTURO, RECONCILIAR y DIGNIFICAR.
Porque DISCERNIR nos lleva a sopesar los valores y los caminos, lo positivo y lo que no lo es, para elegir lo auténtico, lo que conviene, lo que aporta vida... Y para discernir bien no es suficiente la cabeza, es necesario el corazón, la compasión, la misericordia, el amor que es capaz de unirnos más allá de diferencias. Podemos y debemos ofrecer a la sociedad lo mejor que tenemos: nuestra fe, la alegría del Evangelio y los valores que aportan luz, vida, comunión y fraternidad.
Porque ESCUCHAR es más que oír, es acoger, entrar en la razón del otro, abrir camino al diálogo. Escuchar es recíproco y lleva al diálogo... el único camino para conocerse, convivir, quererse, hacer Iglesia y construir sociedad. Y nuestra Iglesia tiene la necesidad de escuchar a Dios y de escucharnos unos a otros. Y nuestra sociedad, tensionada, enfrentada y dividida, necesita, más que nunca, la escucha y el diálogo.
Porque en la “era del desánimo”, en la “sociedad del cansancio” nos invade: la inseguridad y falta de confianza ante el futuro. Es urgente CREAR FUTURO. La comunidad cristiana está llamada a ser comunidad de esperanza y futuro. La sociedad necesita -aunque no lo sepa- el gozo del Evangelio, que llena el corazón y la vida; y espera el don de Jesús que libera del pecado, la tristeza, el vacío interior, y el aislamiento.
Porque ante las situaciones de conflicto y de violencia entre personas, grupos y pueblos, el crecimiento de la intolerancia, el rechazo del diferente... RECONCILIAR también la misión y tarea de la comunidad cristiana. Una reconciliación que debe pasar por cuatro dimensiones: con Dios, consigo mismo, con los otros y con toda la creación.
Y porque Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. DIGNIFICAR es humanizar y humanizar es dignificar. Y ambas salvan a la persona. Esta fue la misión de Jesús. ¿No es también el servicio que la comunidad cristiana debe hacer a nuestro mundo? ¿Y no es este un camino de evangelización? La parábola del samaritano lo confirma.
Caminamos en Cuaresma con los ojos mirando la Pascua. Transformarnos para recibir el don de la Pascua. Y por cierto... los dones se agradecen dándolos, compartiéndolos. Curiosamente no se gastan. Al contrario... se multiplican.