Fallece Mons. Alberto Giraldo, obispo colombiano comprometido con la paz y los derechos humanos en el país

La Conferencia Episcopal de Colombia informó el pasado miércoles, 21 de julio, del fallecimiento de Mons. Alberto Giraldo, Arzobispo emérito de la Diócesis de Medellín y expresidente de la institución de los obispos en el país.

Mons. Giraldo tomó un papel activo y fundamental durante las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC en 2001, con Andrés Pastrana al frente de la presidencia del país.

En 2010, poco antes de finalizar su labor pastoral como Arzobispo de Medellín, Mons. Giraldo declaró que la paz "es posible y se hace entre personas, por lo tanto es necesario el diálogo y el respeto".

Durante su tiempo al servicio de la Iglesia diocesana de Medellín, Mons. Giraldo creó 25 nuevas parroquias y se enfocó en la formación espiritual e intelectual de sacerdotes y fieles pertenecientes a las comunidades existentes en su diócesis.

La vida de Mons, Giraldo

Alberto Giraldo Jaramillo nació en Manizales (Colombia) el 7 de octubre de 1934. Tras ser ordenado sacerdote en noviembre de 1958, entró como miembro de los Padres Sulpicianos.

El Padre Giraldo se licenció de Teología en Cánada y amplió sus estudios en la Universidad Angelicum de Roma, donde consiguió el doctorado. A su regreso a Colombia, compaginó su labor pastoral como sacerdote con su posición de profesor en los seminarios de Manizales y Bogotá.

En 1974 fue nombrado Obispo y destinado a Popayán como Obispo Auxiliar. Desde entonces, desempeñó su labor episcopal en varias diócesis, como Chiquinquirá, Cúcuta y, finalmente, Medellín, donde permaneció desde 1994 hasta su renuncia por límite de edad, aprobada por Benedicto XVI en 2010.

También participó activamente en las Conferencias del Episcopado Latinoamericano en Puebla y en Santo Domingo, celebradas en 1979 y 1992 respectivamente.

La situación actual de Colombia

A finales de 2016, el Gobierno colombiano liderado por Juan Manuel Santos firmó la paz con la guerrilla de las FARC, que pasó a convertirse en un proyecto político de la mano de algunos de sus miembros. Gracias a la firma del acuerdo de paz, 13.000 efectivos de la guerrilla dejaron las armas y volvieron a la vida civil.

Desde entonces, han sido frecuentes los actos públicos de varios exmiembros del grupo terrorista para pedir perdón por los scuestros y asesinatos perpetrados.