El Papa ha realizado un homenaje al monumento que recuerda la destrucción del gueto de Vilna

Este homenaje tiene lugar el día en el que se conmemora el 75 aniversario del genocidio de los judios lituanos

El Papa visita el gueto judío de Vilnius en el 75 aniversario de su destrucción

Eva Fernández Huéscar

Roma - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

En su segundo día en Lituania, a su regreso a Vilna desde la localidad de Kaunas, el Papa ha querido detenerse ante el Monumento de las Víctimas del Gueto de la ciudad de Vilna, donde se vivió uno de los episodios más crueles de la persecución contra los judíos durante el nazismo y la Segunda Guerra Mundial.

Para que nos hagamos una idea, antes de la Segunda Guerra Mundial, la población judía de Lituania estaba compuesta por unas 160.000 personas, aproximadamente el 7% de la población total. Vilna tenía una comunidad judía de casi 100.000 personas y había 110 sinagogas. La ciudad era conocida como la “Jerusalén del Norte” por el gran número de escuelas que se dedicaban al estudio del talmud.

Todo cambió cuando la Unión Soviética invadió Lituania en septiembre de 1939. Una anexión que formaba parte del ”pacto” alcanzado con Alemania.

La ocupación llegó acompañada de detenciones, confiscaciones y apropiación de propiedades judías.

Paralelamente el frente lituano comenzó a difundir campañas antisemitas, culpando a los judíos de la ocupación soviética. Fueron los propios lituanos quienes engañados por la propaganda antisemita, arremetieron contra la población judía de la ciudad junto a la que habían convivido pacíficamente durante años.

A esta persecución se unió el inicio de la Operación Barbarroja por parte de Alemania, el 22 de junio de 1941. Al tercer día de la invasión, Alemania ocupaba Vilna. A las tropas alemanas les seguían los famosos Escuadrones de la Muerte, encargados especialmente del exterminio de los judíos.

Los lituanos continuaron sus acciones antisemitas, por lo que cuando los alemanes pusieron en práctica su operación final y comenzaron a realizar matanzas masivas, contaron con la colaboración de los lituanos.

La mayor parte de los asesinatos de judíos se realizaron en los tristemente famosos bosques de Ponary (Paneriai), situados a 10km de Vilna. Entre el 4 y el 20 de julio de 1941 los alemanes masacraron a 5.000 judíos en esos bosques. A finales de 1941, los alemanes ya habían matado, aproximadamente, a la mitad de la población judía de Vilna, unas 40.000 personas.

A partir de aquel momento de establecieron dos guetos en la ciudad de Vilna. Estaban separados y sólo se podía entrar por una puerta. Los judíos fueron divididos en dos partes, los que podían trabajar (Gueto nº1) y los que no, en el (Gueto nº2), cuyos habitantes, la mayoría ancianos, mujeres y niños, terminaron siendo deportados o murieron de hambre. Los pocos supervivientes fueron asesinados el 21 de octubre de 1941.

La suerte que corrió el Gueto nº1 también fue terrible. De una población de 28.000 residentes, quedaron sólo 12.000. La mayoría fueron deportados, asesinados o murieron de hambre por las condiciones de trabajo infrahumanas a las que les sometían. Algunos consiguieron huir y luchar en la resistencia. Finalmente, en setiembre de 1943 el gueto nº1 también fue arrasado.

Vilna

Era tal la persecución a la que los lituanos sometían a los judíos que en cierto modo estar en los guetos se convirtió en una forma de librarse de las matanzas indiscriminadas. Aunque muy pronto descubrieron que la vida en el interior del gueto se convertía en una lucha por la supervivencia, porque apenas tenían alimentos. Tan sólo en los primeros meses murieron unos 10.000 judíos por hambre o por ejecuciones.

Se llegaron a matar a todos los perros y gatos del gueto para poder alimentarse. También se confiscaron todos los libros y se castigaba con la pena de muerte a todo aquel que escondiera alguno.

El Holocausto en la Lituania ocupada por los nazis provocó el exterminio casi total de los judíos lituanos.  Sólo consiguieron sobrevivir unos 2.000 judíos de Vilna, ya fuera escondidos como partisanos o en campos de concentración de Alemania y Estonia. Murieron el 95% de los judíos y hoy en día no llegan a 3000 las personas que profesan esta religión en la capital de Lituania.

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