El 'Puente de la Rabia': una joya medieval que cura a los animales de la rabia gracias a Santa Quiteria

Con motivo del Año Santo Compostelano, Javier Escartín, director de 'Diario de un peregrino', realiza el Camino de Santiago con el objetivo de llegar hasta la tumba del Apóstol, ubicada en la ciudad que lleva su nombre.

Desde el punto de partida, en Roncesvalles, Escartín comenzó a recorrer la senda que le llevaba hacia su destino final. Mientras caminaba, iba conociendo las historias y motivaciones de varios peregrinos que, al igual que él, se encaminaban hacia la ciudad jubilar.

Al final de su segunda jornada, el presentador del espacio de TRECE recaló en la localidad navarra de Zubiri, donde se tuvo la oportunidad de conversar con María Eugenia, propietaria de uno de los albergues del pueblo y por donde han pasado una gran cantidad de peregrinos. Durante el encuentro, la lugareña relató la historia del característico Puente de la Rabia.

Las leyendas del Puente de la Rabia: una santa enterrada bajo el pilar del puente

El Puente de la Rabia, según el relato de María Eugenia, es una estructura de piedra cuyos orígenes se remontan al siglo XI. Una de las leyendas locales revela que, durante la construcción, los albañiles tuvieron problemas para levantar el pilar que sostiene el puente, de modo que comenzaron a excavar. De pronto, dieron con una tumba y aseguraron haber encontrado los restos mortales de Santa Quiteria.

Inmediatamente dieron aviso al

, quien se dirigió al lugar nada más conocerse la noticia. La intención era trasladar los restos de la santa a Pamplona para que fuera enterrada en la catedral.

lo que fue interpretado como una señal para enterrarla en ese preciso lugar

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Diario de un Peregrino: 2ª Etapa, Roncesvalles - Zubiri

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Sin embargo, otras leyendas apuntan a que los restos de la santa continúan en Zubiri. De cualquier modo, en la actualidad no se conoce con exactitud la localización de la tumba.

Acorde con la tradición, pasar a los animales por el puente tiene la milagrosa propiedad de curarlos de la rabia, gracias a la intercesión de la propia Santa Quiteria. Este es el motivo por el que el Puente de la Rabia recibe su característico nombre. "Todavía hay gente que lo hace", explica María Eugenia, antes de llevar a Escartín a su albergue, donde le contó historias de los peregrinos que han descansado bajo el techo del local.

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