¿Cómo podemos seguir instruyéndonos en la fe en este inicio de curso?

El periodista y sacerdote Josetxo Vera nos da las claves en 'Chateando con Dios' del Evangelio de este domingo, 19 de septiembre de 2021

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La semana pasada dejábamos al Señor en un paseo que acaba mal por el desencuentro con los discípulos. Esta semana en el Evangelio del domingo ocurre algo parecido, ya que se va a la otra parte de Galilea para estar con sus apóstoles instruyéndoles. Es una idea importante para aprovechar en nuestra vida cristiana: Jesús instruye a los discípulos, es una relación de amistad con ellos y les muestra lo que hay en el fondo de su corazón. Les va preparando para lo que será su misterio apostólico, que es anunciar el Evangelio en todo el mundo.

En 'Chateando con Dios', el periodista y sacerdote Josetxo Vera revela que el Señor nos pide lo mismo que a ellos. La pregunta es... ¿cuál es nuestro tiempo para instruirnos en lo que dice el Señor? Llevamos décadas o quizás más viviendo con lo que nos enseñaron de pequeño en la catequesis, y nuestra vida cristiana no ha aprendido más. Seguimos sabiendo lo mismo que hace 30 o 40 años, y eso no puede ser. El Señor dedica un tiempo a los discípulos para instruirles.

Nosotros, en este comienzo de curso,en lugar de pensar dónde aprenderemos inglés o en ir al gimnasio, tenemos que ver cómo va a mejorar nuestra vida cristiana. Tenemos que ir a la parroquia a pedir formación sobre catecismo, vida familiar, sacramentos... nuestra vida cristiana debe seguir instruyéndose para crecer.

El Evangelio cuenta también de qué les está instruyendo el Señor, que es el centro del mensaje de la vida cristiana: el Señor es el Mesías, ha venido para morir por nosotros en la cruz y resucitar al tercer día, y ese es el centro de nuestra fe. Lo que tenemos que anunciar es que Cristo vive, que quien fue crucificado ha resucitado. Creemos en eso.

Pero los apóstoles no se enteraban de nada y cuando llegaron a casa le preguntaron al Señor quién era el más importante de ellos. El Señor les instruye y los discípulos pregunta quien es el primero. Y esto nos pasa mucho hoy veinte siglos después. El Señor se entrega por nosotros, nos lo da todo, y nosotros preocupados de quien queda mejor, quien tiene mejor imagen. ¿Cómo podemos no preocuparnos de nosotros mismos? El señor tiene la respuesta. Quien quiera ser el primero de todos, que sea el último de todos y el servidor de todos.

Yo era camarero en un hotel y entre los que pedían no había más que apretones, y entre los que servíamos había mucho espacio porque eramos dos o tres en la barra. Es igual en la vida cristiana. A la hora de servir a los demás siempre hay opciones de estar más entregado a los demás.

El Evangelio acaba con la anécdota en la que Jesús está cogiendo a un niño al que pone en el centro y nos pide que seamos como ellos, ingenuos, sencillos, sin mentir ni negarse a nada.

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