La crisis migratoria, en 'Apuntando a lo alto': "Los rechazamos porque vemos solo un número, no personas"
El espacio que dirige Raúl Tinajero ha aportado ideas sobre cómo acoger a los migrantes: "No vienen de turismo, sino por necesidad"
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Facilitarles el aprendizaje de nuestra lengua, acogerles o empatizar con ellos. Son algunas de las propuestas que han realizado los jóvenes en el programa 'Apuntando a lo alto' para integrar a los inmigrantes que llegan a nuestras fronteras en busca de una vida más confortable.
La nueva entrega del programa que dirige el responsable de la pastoral de Juventud de la Conferencia Episcopal Española, Raúl Tinajero, ha girado en torno a la realidad de las crisis migratorias, de la que nuestro país no es ajena por su posición geográfica.
Los jóvenes consultados por 'Apuntando a lo alto' a pie de calle, tienen claro que las guerras, la persecución política o religiosa o la inseguridad son los principales condicionantes que provocan los flujos migratorios. Asimismo, aseguran que es prioritario proporcionarles los recursos una vez que llegan a nuestros países desarrollados para que se integren. Luego la realidad es diferente.
Un asunto que ha abordado Santiago Reyes (joven que colabora con Jóvenes Hospitalarios) e Isabel Beltrá (profesora de Universidad y colaboradora de su parroquia)
Para Santiago Reyes, considera que la sociedad es consciente del drama que padecen estos migrantes, que se juegan la vida para cruzar por mar o saltar una valla para buscar un porvenir. No obstante, asegura el colaborador, a la hora de la verdad “nos cuesta abrirnos a ciertas personas”.
A juicio del joven Hospitalario, las buenas actuaciones han de partir “de una actitud humana que reconozca al otro como alguien con valor”. En este sentido, y como cristianos, recuerda que “el Señor nos invita a esperarle en una venida al final de los tiempos, le esperamos en su nacimiento pero nos dijo que saldría en nuestro encuentro, en la de los vulnerables. Tenemos que buscar esa vulnerabilidad que sufren los demás, reconocerle como alguien que necesita ayuda, que piense en cómo podría estar yo en su necesidad”, recalca.
Y es que como expresa Reyes, estas personas “no vienen de turismo”, sino “por necesidad”, por lo que “tenemos que implicarnos y ser más humanos”, puntualiza.
Por su parte Isabel Beltrá responsabiliza a la sociedad en general de perder empatía hacia los migrantes: “Me preocupa que solo se aborde esta cuestión como un problema que molesta”, lamenta.
Según la profesora universitaria, esta falta de sensibilidad se debe a no vernos reflejados en sus problemas: “Estamos siendo insensibilizados, quizás por los medios de comunicación y los políticos. El Papa Francisco habla de algo interesante, de la aporofobia, el miedo al pobre que atraviesa nuestra realidad. Es un rechazo porque no nos vemos reflejados en ellos, vemos solo un número”, ha recalcado.
En cualquier caso, Isabel Beltrá reconoce que los recursos son limitados, pero considera que los países de acogida no acogen a todos los migrantes que podrían asumir. Para evitar flujos masivos, apunta como única solución viable “ayudar a los países de origen a mejorar sus condiciones, no con devoluciones en caliente. La solución es mejorar las condiciones en su lugar de origen”.