¿Están las instituciones y asociaciones comprometidas con la participación y la inquietud de los jóvenes?

'Apuntando a lo alto' da voz a los jóvenes en esta cuarta entrega para conocer su opinión sobre la importancia del asociacionismo

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Redacción Religión

Publicado el - Actualizado

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La cuarta entrega del programa de 'Apuntando a lo alto' que presenta y dirige el director de la pastoral de Juventud de la Conferencia Episcopal Española, Raúl Tinajero, ha girado en torno a la importancia del asociacionismo entre los jóvenes.

En 'Diálogo abierto', se ha abordado con los jóvenes si este deseo de asociarse son más palabras que hechos, y si las instituciones están realmente comprometidas con este colectivo, y el papel de la Iglesia en este ámbito.

Para Irene Correa (jurista guadalajareña de 25 años), los jóvenes valoran positivamente asociarse, si bien el problema radica “en que les dejen que esta asociación sea real y efectiva”. Por ello, la colaboradora de 'Apuntando a lo alto' considera que esas ganas de participar deben confluir con aquellos que “manejan este tipo de ámbitos y dejen que sea una asociación efectiva”.

Por su parte Javier Garrido (seminarista sevillano de 21 años) cree que en un primer momento lo que más nos preocupan son nuestros asuntos personales como los exámenes, “pero cuando vemos lo que significa sentirse familia, acogido y que juntos es todo más fácil, todos se involucran”.

“Yo creo que tenemos que dejar el tema de los números fuera. Cuando un joven quiere participar lo hace porque realmente cree en ese proyecto. Lo que tenemos que incentivar desde el punto de la Iglesia es dar herramientas para que los jóvenes sigan un camino de fe”, ha sostenido Garrido.

¿Qué opinan los jóvenes de la calle sobre asociacionismo?

En 'Apuntando a lo alto' lo han podido comprobar a través de Teresa Berenguer, que ha recorrido la ciudad de Alicante para preguntar a este colectivo. Como siempre, las respuestas son dispares. Por ejemplo, a la hora de responder si prefieren realizar una labor como voluntario o de forma remunerada. “Si es a tiempo completo, mejor pagado”; “Pagado para sobrevivir, pero para ayudas sociales voluntario”, responden algunos de ellos.

Preguntados si pertenecen a algún tipo de movimiento asociativo, la mayoría colaboran de alguna manera con diferentes entidades sociales y eclesiales: “Yo pago a Greenpeace porque mi padre lo hacía”, comentaba uno de los jóvenes encuestados.

“Yo estoy en un equipo de fútbol”; “formo parte de un grupo de jóvenes cristianos llamado Hakuna”, son otras de las respuestas facilitadas.

¿Y qué opinan de las personas que colaboran en un voluntariado? “Depende, si son locales me parece bien, si son más generales ya entran en una esfera más burocrática que a veces es dudosa”, explica una de las consultadas.

“Son necesarios porque hacen cosas gratuitas sin esperar nada a cambio, algo que yo no haría”, precisa otra.

Las respuestas no han dejado indiferente a Irene Correa, quien ha instado a las instituciones a invitar a los jóvenes a la participación pero “con propuestas concretas que faciliten de verdad a los jóvenes el acceso a las asociaciones. Queda camino por recorrer”.

En este sentido, la colaboradora considera que la Iglesia está más avanzada en movimientos asociativos que otras entidades, gracias a sus congregaciones o Cáritas: “Los cambios y la transformación que ha tenido la Iglesia ha permitido desarrollar muchas asociaciones de ámbito distinto. Responde a necesidades distintas. Cáritas es la más conocida, pero yo las adoratrices responde a las necesidades de la infancia”.

Línea en la que ha ido Javier Garrido, que remarca que existe un núcleo de población de entre veinte y treinta años a los que hay que dar respuesta: “Hay herramientas pero la Iglesia debe seguir innovando para que pequeños perfiles encuentren su lugar”.

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