Lo que hay detrás de las 'Beguinas', el grupo de mujeres que entregaron su vida a Dios de manera alternativa

La teóloga Cristina Inogés Sanz ha publicado la obra 'Beguinas. Memoria herida', que repasa la historia de estas cristianas que surgieron en la Flandes de la Edad Media

Lo que hay detrás de las 'Beguinas', el grupo de mujeres que entregaron su vida a Dios de manera alternativa

Redacción Religión

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Las Beguinas fueron un grupo de mujeres cristianas que en Flandes y en los Países Bajos, a finales del siglo XII (se estima que en el año 1180, en la ciudad belga de Lieja), tomaron la decisión de agruparse para convivir juntas la entrega a Dios y a los más necesitados (enfermos, niños, ancianos, leprosos...), pero al margen de la Iglesia Católica.

En los últimos días, la teóloga Cristina Inogés Sanz ha publicado la obra 'Beguinas. Memoria herida', en la que relata la historia de estas mujeres adelantadas a su tiempo que no tenían que hacer los votos de una consagrada, pero sí vivir bajo la promesa de pobreza y castidad. El sistema democrático formaba parte de su día a día, por ejemplo a la hora de elegir a la supervisora de la organización, conocida como la 'Grande Dame'.

Pese a que no pueden ser consideradas monjas, se dedicaban esencialmente al rezo y a trabajar, aunque fuera de los monasterios, ya que la Iglesia no las reconocía. Se trataban de mujeres preparadas y con formación intelectual. Prueba de ello es que dominaban algún tipo de arte, especialmente la música, la pintura y la literatura, disciplinas que en aquella época dominaban familias de clase media o alta.

Su día a día era humilde. En muchos casos, las viviendas que ocupaban eran cedidas por la nobleza. Vestían ropajes humildes, con una capucha y un sallo de color beige, que dio lugar al nombre de 'Beguinas' (al menos es una de las teorías más extendidas).

Con el paso del tiempo, el beguinaje se extiende por buena parte de Europa durante la Edad Media ya que la Iglesia, pese a que no acogió a este grupo de mujeres con los brazos abiertos, les permitió realizar su obra caritativa y espiritual. Gozaron incluso del apoyo de algunos sacerdotes y de la nobleza local.

Pero esta libertad de la que gozaron se compaginan con otros periodos más oscuros para ellas, cuando fueron perseguidas por la propia Iglesia, al no someterse a sus postulados. Fruto de aquella persecución (muchas de las Beguinas fueron quemadas vivas acusadas de brujería), fueron perdiendo poco a poco su sentido religioso y se convirtieron más en un refugio para mujeres sin recursos como las viudas o las esposas de hombres que luchaban en la guerra.

Actualmente permanecen algunos beguinajes como en Bélgica, donde las dejan vivir según sus tradiciones. La mayoría de beguinajes que se mantienen en pie han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El 14 de abril de 2013, murió a los 92 años, en la localidad belga de Kortrijk la hermana Marcella Pattyn, considerada la última representante de este movimiento religioso. Había nacido en el Congo belga en 1920 y era ciega. Tenía 20 años cuando ingresó en la comunidad. Trabajó atendiendo enfermos. Posteriormente se mudó al beguinaje de Kortrijk con otras ocho mujeres. Fue la última superviviente.

(La fuente de esta información es 'Gomeres', de la Cátedra Index ICS destinada a fomentar el aprendizaje cooperativo de la historia, la cultura y el pensamiento sobre el cuidado de la salud)

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