Aplausos y alabanzas de las enfermas para la delegación española de la Orden de Malta en Líbano
Los responsables de la misión de emergencia regresan a España pero ya planifican sus próximos camps
Madrid - Publicado el - Actualizado
4 min lectura
Junto a la satisfacción por el deber cumplido y el alivio de cuantos nos esperan en casa preocupados por nuestra misión en esta bendita tierra libanesa, para nosotros este ha sido, sin duda, un día triste. Nunca resulta fácil volver de un camp, pero es mucho más duro cuando sabemos que nuestras señoras permanecerán en Chabrouh durante dos semanas más.
Mientras ensayábamos un vídeo que grabaríamos todos al final de la mañana para concienciar sobre la realidad de las personas con síndrome de Down, nuestra jefa de proyecto y delegada de voluntarios de la Asamblea Española de la Orden de Malta, Águeda de Diego, junto con abuna Romanos y abuna Manolo, se han acercado a Beirut para mantener dos importantes encuentros.
El primero, en la sede de la Asociación Libanesa de la Orden de Malta, donde se han reunido con su presidente y vicepresidente, para tratar cuestiones relativas al futuro de estos camps en el Líbano. A las dificultades derivadas de la pandemia -que se han afrontado de manera brillante en esta misión de emergencia-, se une la convulsa situación político, social y económica que atraviesa el país en estos momentos. Podría definirse como compromiso esperanzado el camino conjunto iniciado hace ya años y que ambas asociaciones melitenses hermanas desean seguir llevando a cabo. En un momento de la reunión, el presidente Marwan ha realizado una llamada telefónica al presidente de la Asamblea Española de la Orden de Malta, el conde de Santa Olaya, quien ha aprovechado para enviar un fortísimo abrazo a toda la delegación española y desearnos un regreso en paz.
Desde allí, Águeda, abuna Romanos y abuna Manolo se han dirigido a su segundo destino: el hospital psiquiátrico De la Croix, donde residen nuestros señores y nuestras señoras que en los años veranos han participado como ‘guest’ en el camp español en Kfardebian. Allí se reunieron con sor Masihiye, la religiosa libanesa que se encuentra al frente del pabellón femenino. Les ha informado de que, gracias a las medidas tomadas, en este centro no se han visto alcanzados por el virus, aunque han decidido que sus pacientes no lo abandonen en ningún caso por el momento. Trataron sobre las posibles modalidades para futuros camps, que deberán estudiarse cara al próximo verano u otros momentos en que fuera posible el envío de voluntarios. Resultó especialmente doloroso escuchar a las hermanas contar cómo las enfermas les preguntan con insistencia e impaciencia cuándo podrán volver al camp con los españoles.
El intercambio de información y la planificación dieron paso a la emoción cuando la religiosa los acompañó hasta el pabellón donde residen nuestras queridas señoras, que esperaban asomadas en sus balcones enrejados para saludar con gritos y aplausos a Águeda y abuna Manolo. Por razones de seguridad sanitaria, no fue posible un contacto más cercano, aunque Rhin, fija en nuestros camps de mujeres, bajó a la calle con intención de acercarse. Quienes la conocéis sabréis imaginar lo difícil que es explicarle a Rhin que no puedes abrazarla. La tajante y preventiva voz de sor Masihiye hicieron el resto. La despedida se resumió en las palabras de los españoles a la religiosa: “Hasta pronto, si Dios quiere”.
Esta tarde, tras la celebración de la Misa, hemos tenido otro acto religioso que nunca falta en nuestros camps: la procesión con antorchas en honor a la Virgen María, que en Chabrouh discurre hasta el cercano monasterio de la Resurrección, de monjes greco-católicos. Nuestras señoras habían decorado ellas mismas los faroles donde han llevado sus luminarias.
Existe un signo de que un voluntario ha participado en un camp de la Orden de Malta en el Líbano. Consiste en el típico cordón de oración oriental elaborado con lana negra, que tiene treinta y tres cuentas unidas por una cruz. Al final de la Misa de esta tarde, abuna Manolo los ha bendecido, y nuestro masul Alan se los ha entregado a Imanol y Carlos, los dos voluntarios que concluyen su primer camp, y ha aprovechado para desearles que este solo sea el primero de muchos.
En el momento de escribir estas líneas, nuestras señoras están cenando y, después de acostarlas, saldremos para Beirut, donde, como anunciábamos ayer, seremos recibidos en la residencia del embajador de España, otro buen amigo. Desde allí nos dirigiremos al aeropuerto, donde tomaremos el primero de los dos aviones, con escala en Estambul, que nos llevarán de nuevo a nuestra otra tierra, a nuestra otra casa.
Desde Chabruh, en el valle de Faraya del Monte Líbano, y para todos los lectores de Aleluya, les escribió la delegación española en el Camp de Emergencia de la Orden de Malta.
Mañana, ya desde Madrid, si Dios quiere, el final de esta misión.