DÍA DE PETICIÓN Y ACCIÓN DE GRACIAS

La vida siempre es una gratitud a Dios porque cada día somos bendecidos con nuevos dones. Hoy es el Día de Petición y de Acción de Gracias. En Roma durante el periodo de recolección de cosechas se ofrecían sacrificios a los dioses para agradecerles los frutos. La Sagrada Escritura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, tiene multitud de Pasajes que son una plegaria de agradecimiento al Señor del Cielo dispensador de todas las gracias. 

En el siglo III, esta celebración surge en el seno de la Iglesia con ocasión de agradecer a Dios los frutos recolectados después de la cosecha en el tiempo estival, de la misma forma que antes del verano, se bendicen los campos en torno a San Isidro, para pedir una buena cosecha. 

Aprovechando esto, la Iglesia nos invita también a agradecer al Señor todos los bienes espirituales y humanos que nos da cada día desde su Providencia amorosa. Pero esta vivencia que, ha quedado reducida a un día, también tiene una dimensión de petición y de perdón, sentido que se puede vivir en las jornadas siguientes cuando no coincida con ninguna fiesta o memoria litúrgica obligatoria, con una Misa de perdón y otra de petición, en dos días sucesivos. 

El propio Cristo, nos invita en el Evangelio a pedir confiadamente: “Pedid y se os dará. Buscad y hallaréis. Llamad y se os abrirá. Porque quien pide recibe, y al que llama se le abre”. También el Antiguo testamento, nos recuerda que Dios no quiere la muerte del pecador sino que se convierta de su mal conducta y que viva. 

Y en el Prefacio de la Liturgia del Tiempo Ordinario escuchamos: “Pues aunque no necesitas nuestras peticiones, ni nuestras oraciones te enriquecen, Tú mismo inspiras y haces tuya nuestra alabanza”.