EL SANTORAL DEL DÍA
San Gregorio Magno: Padre y doctor de la Iglesia
Conoce su historia con Jesús Luis Sacristán
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La alabanza a Dios a través de las celebraciones es una manera de vivir y sentir todo lo que ha hecho por nosotros. A través de los siglos muchos Santos nos han ayudado con el tiempo a sentir el Misterio de la Salvación. Hoy celebramos a San Gregorio Magno, uno de esos hombres de Iglesia que hizo honor a su apelativo. Su nacimiento se sitúa en Roma el año 540.
Hombre de gran prestigio, desempeña cargos de importancia, como es el de Prefecto de la Urbe. Es una etapa en la que el Imperio Romano ya ha sido saqueado por los bárbaros. También fue Legado Pontificio en Constantinopla. Pronto la Providencia le llama a una vocación especial: servir a Dios desde el carisma monacal.
La vida conventual le ayuda para orar, e impulsar el oficio Divino. Incluso él pensaba que pasaría el resto de sus días allí, en los muros del Monasterio. Pero los caminos de Dios llevan a lo más insólito siempre en bien de las almas y de su Iglesia. Y es que a los 50 años es elegido Papa, tras la muerte de Pelagio II, con un Pontificado de grandes frutos en la comunidad eclesial.
Entre las iniciativas pastorales que pone en marcha, están la expansión y consolidación de la Fe, así como la reforma litúrgica para una mayor vivencia del Misterio Salvífico dentro del pueblo cristiano. Su espíritu, profundamente caritativo, se muestra en la ayuda a los más necesitados, siguiendo los consejos de Cristo en el Evangelio.
Su insistencia en la oración hace que consiga la conversión a la Fe de Inglaterra. San Gregorio Magno muere en el año 640, cobrando especial relevancia los escritos morales y teológicos que dejó a la Iglesia Universal. Todo ello le valió el sobrenombre de Magno. Siempre se le ha atribuido el impulso sino el origen del canto gregoriano.