San Lucas

El Nombre de Dios impregna toda la tierra. También muchos gentiles abrazan la Fe desde el principio. Hoy celebramos precisamente a San Lucas que procede de un mundo no judío y no perteneciente al Pueblo Judío. Eusebio de Cesarea lo sitúa como oriundo de Antioquía en el mundo helénico. 

Su estudio de temas médicos le ayuda a ejercer esta profesión. Probablemente cuando conoce a San Pablo se convierte y se hace discípulo. El propio Apóstol de los Gentiles le menciona en sus Cartas como uno de los que le acompañan en su segundo viaje apostólico y misionero, aunque no sólo lo haría en esta ocasión, sino también en el último tramo de su vida. 

Toda la predicación paulina la puso por escrito en el Tercer Evangelio, que se incluye en la Sagrada Escritura. Se le conoce como “el evangelista de la Misericordia de Dios”. Por eso se resaltan en sus capítulos el Señor Misericordioso con el Hijo Pródigo, la oveja perdida y la perla encontrada. 

También es autor del Libro de los Hechos de los Apóstoles donde refleja los hitos de la primitiva Iglesia, empezando por su nacimiento el Día de Pentecostés, y el florecimiento de las primeras comunidades hasta llegar a la primera prisión de Pablo. También él se convierte en testigo y predicador de la Buena Nueva. 

Y al igual que los Apóstoles y los primeros discípulos -exceptuando a San Juan evangelista- San Lucas muere mártir por el Reino de los Cielos. Este evangelista está representado por un buey o un toro. El motivo es que comienza el Evangelio hablando de Jesús que nace en un Pesebre entre animales. También ubica a Zacarías, padre de San Juan Bautista, en el Templo ante el ara del sacrificio de animales.